Ensayo: Fronteras e identidad



Es posible viajar sin advertirlo, pues, existen distintas clases de viajes como también existen diferentas clases de fronteras y son las preguntas precisamente una forma habitual de frontera.

Hay veces en las que viajamos sin darnos cuenta, nos aproximamos al límite sin saberlo, lo atravesamos y nos adentramos en el territorio desconocido, nos desplazamos mientras todos nuestros sentidos se encuentran atentos porque ahí el peligro está presente, entonces nos encontramos con que es imposible volver al estado inicial. De ese modo, sin haberlo advertido hemos transitado un camino, hemos sido viajeros.



“Siempre que se cruza una frontera hay peligro. Es el peligro de adentrarse en lo desconocido y ya no poder regresar a la situación inicial. Peligro de muerte, de alguna forma de muerte”.

Güichal, Celia; Viaje a la escritura




Algunas preguntas actúan como verdaderos límites, cercando todo a nuestro alrededor, circundando nuestro pasado, presente y futuro, separando lo que conocemos de lo que desconocemos, dividiendo lo que nos atemoriza hacer de lo que nos atrevemos a hacer, apartando lo que sabemos de lo que deseamos saber; y me refiero al deseo de saber no como un simple anhelo, sino como fuerza que impulsa una búsqueda, que induce a una pesquisa de respuestas y nos lleva a desplazarnos por una senda.
Precisamente uno de mis viajes, sin lugar a dudas el más significativo de todos los que he realizado, ha sido bastante extenso y profundo aunque en su momento no lo he visto como tal y tampoco he distinguido su frontera, pero luego -al tomar distancia- he podido hacer tal distinción. Así, supe que fueron mis cuestionamientos los que marcaron el límite, entre lo que conocía de mi historia hasta entonces (antes de encontrar la verdad) y lo que desconocía por completo de ella.
Cuando alguien cree conocer todo de sí desacierta, ya que no lo sabemos todo, a lo largo nuestra vida nos descubrimos constantemente, en reiteradas ocasiones nos interrogamos y sorprendemos. Esto nos sucede a todos, pero a algunos nos ocurre de un modo particular, bajo circunstancias que nos desagradan. Si crecemos pensando que nuestro origen ha sido uno y súbitamente resulta ser otro, incierto y anónimo en su plenitud, sentimos que el mundo se derrumba, todo parece irreal, inventado. Nuestras vidas parecen ajenas, nuestra identidad nos resulta completamente falsa, una ficción cruelmente simulada, en ese instante nuestro sentir se traduce en pesar, creemos haberlo perdido todo.
Bajo ese estado de indefensión no evitamos preguntarnos qué es verdad acerca de nosotros, y hallamos que nuestros sentimientos hacia los demás nos muestran lo único autentico que poseemos, lo que hemos vivido ha sido real porque nos resulta imposible modificar lo que sentimos por las personas que nos rodean. Y lo absurdo es creer que nuestro sentir, repentinamente, puede dejar de existir por desconocer nuestro origen.
Sin embargo, el conformarnos con lo que siempre nos ha sido usual no es suficiente. Nos colman así las dudas que se vuelven inquebrantables, despiertan y no cesan de gritar, nos llaman. Me he preguntado quién soy más de una vez, me he preguntado cuándo nací más de mil veces, en qué lugar, a qué hora.
Al percibir actitudes extrañas, al advertir miradas cómplices que simulan y disimulan, las preguntas no sólo redundan, también persisten y se multiplican mientras nos abruma tanto silencio. Por lógica, deducimos que hay algo más, algo que desconocemos y por alguna razón todos ocultan con gran hermetismo (aunque en ocasiones nuestra evidente lógica sea considerada por otros como paranoia en su estado más puro). Ante tanta incertidumbre que nos obliga a permanecer en el mismo sitio solo podemos hacer algo: tomar una decisión. En ese momento, sin darnos cuenta, comenzamos a planear el viaje.
Si continuamos varados dejando que regresen una y otra vez las preguntas, permitiendo que el tiempo transcurra, quedamos detenidos mirando nuestra frontera. Tenemos mucho miedo, sabemos que la decisión que tomemos incumbe a nuestro pasado, presente y futuro. Nos sentimos culpables por pensar que al atravesar ese límite podemos lastimar a quienes amamos, nos sentimos culpables por creer que hicimos algo mal que hirió a quien desconocemos, y entendemos que por esa razón tomó la decisión de alejarse de nosotros. Sin embargo, para continuar con nuestras vidas necesitamos saber, y el único modo de hacerlo es cruzando todas nuestras dudas, recorriendo así el camino que nos brinde lo que necesitamos. Durante el viaje logramos ver que no somos culpables, jamás lo fuimos, nadie lo fue.

Si miramos hacia atrás y meditamos acerca de nuestra historia, si nos detenemos en las preguntas que han vuelto a nosotros incesantemente y en las respuestas que hemos necesitado quizás encontremos que las circunstancias que convirtieron aquello en un estado insoportable de desasosiego no impidieron que salgamos de viaje, de algún modo, lo incitaron.

Traspasé la frontera he indagado sobre mi origen, acerca del inicio de mi vida e identidad, llegué al final, conocí respuestas importantes aunque no todas. Sin embargo, no fue al término del viaje donde hallé lo que tanto buscaba, fue durante el recorrido de aquel largo camino donde encontré mi verdadera identidad, ya no hizo falta seguir buscando.

Ésa ha sido la frontera, pero no solamente de mi viaje, también ha sido el umbral del viaje de muchos otros que han buscado su identidad y de muchos otros que aún no la han encontrado. Esa ha sido la frontera de todos los que decididos partimos con miles de preguntas hechas, infinitas hipótesis y ninguna respuesta. De ese modo iniciamos la búsqueda, muchos cargando en el equipaje el peso de un terrible pacto de silencio que nos ha hecho prisioneros durante largo tiempo, hasta que transgredimos las reglas que nos han sido impuestas y resolvemos, de una vez por todas, afrontar nuestros propios miedos.
Atreverse a cruzarla no resulta simple, al igual que otros confines por traspasar éste también implica riesgos, peligros y temores. Porque como todo viajero, aquel que busca su identidad nunca sabe con qué se va a encontrar, o qué puede suceder durante la exploración de esos territorios
-sumamente transitados para algunos y enormemente desiertos para otros- y aunque lleve un mapa, aunque esté provisto de un plan, la única certeza que posee es la de saber que todo es posible, y es allí donde reside el más inmenso de los riesgos.
Al encontrarnos frente a esta clase de frontera podemos evadirla creando así una seguridad falsa, esquivarla mirando hacia otro lado, incluso podemos tratar de engañarnos o intentar creer en los engaños, pero ella permanece ahí, siempre inmóvil, esperándonos. Y el deseo de saber, esa fuerza tan intensa que se convierte en necesidad, tarde o temprano nos lleva a buscar, a indagar, a aventurarnos.
Tal vez no todas las preguntas nos llevan al viaje, pero sí muchas veces son las dudas sobre nosotros mismos las que se transforman en verdaderos límites por traspasar, y sólo depende de nosotros. Si lo alcanzamos, un buen día abrimos los ojos, observamos a nuestro alrededor y todo nos resulta extrañamente familiar, dejamos de creernos ficticios, entonces estamos de regreso.

Ensayo: proceso de escritura



Pensando en los viajes y en las fronteras…




Más de mil ideas dieron vueltas por mi cabeza al pensar en el ensayo, leyendo Una metáfora viva de Güichal, al elegir citas, al pensar en los trabajos que realizamos a lo largo del año, al ver cuales fueron los que más me interesaron, con los que más me involucré, al mirar a mi alrededor y recordar algunos trabajos de mis compañeros y al recordar la muestra de textos de las distintas comisiones (los trabajos, tan diferentes, que se leyeron y comentaron además de las charlas que surgieron). También al ver que todos nos habíamos involucrados mucho con esta temática, pienso que sucedió porque cada uno a través de sus experiencias sintió que el viaje formaba parte suyo, y personalmente me parece que es así, pienso que el viaje es un componente importante de las personas.
En algún momento de nuestras vidas todos realizamos un viaje o mejor dicho más de uno, más allá de que la vida en sí es considerada un viaje… tal vez nuestra vida es un viaje y dentro de él existen muchos.

Luego de leer el texto de Brosse me he preguntado si los verdaderos viajes son posibles hoy en día, pienso que sí, pero esto se confunde porque la forma de viajar ha cambiado mucho y los viajes turísticos, que por suerte no son los únicos que existen, parecen abarcarlo todo. Tal vez algunas veces se mira a simple vista y existen muchos viajeros cerca de nosotros que sin hacer ninguna alharaca han viajado y no lo hemos visto, no nos hemos dado cuenta, no lo hemos percibido. Una especie de viajeros anónimos que mantienen vivos los traslados, el movimiento, el partir, llegar y regresar. El haber andado por un camino.

Los viajes nos enriquecen porque nos hacen reflexionar, replantearnos el modo en el que vivimos, en definitiva todo lo que sucede mientras viajamos nos hace crecer. Todo y todos con los que nos encontramos en el camino nos vuelven mejores personas, más humildes, menos egoístas, soberbios y prejuiciosos. Posibilitan que no permanezcamos estancados en las frivolidades de la noche, en las trivialidades del día, que tantas veces nos cautivan. Nos enseñan a valorar lo verdaderamente importante que tenemos y hemos tenido, nos valoramos a nosotros mismos, valoramos a los otros.
Así fue mi proceso de escritura del ensayo, colmado de ideas, resonando en mí distintas experiencias y miradas, todo girando en torno a algo tan significativo como el viaje. Y al pensar en sus instancias, y al pensar en sus fronteras no pude dejar de hacer de él algo personal, me fue imposible. Porque existió en mi vida un viaje que nunca olvidaré, que grabé en mi piel y llevo a todos lados, aunque elija cuando mostrarlo y cuando no, aunque a veces tema mostrarlo y a veces no. Porque es un viaje que me enseñó a mirar y escuchar, me enseñó a sentir, a percibir, me enseñó que en algunos momentos es fundamental hablar y en otros callar, me enseñó a tomar decisiones y a hacerme cargo de ellas, me mostró que si se persigue con insistencia lo que se busca tarde o temprano se alcanza, me enseñó a ser paciente y perseverante, me hizo saber que nadie lo puede todo y que no está mal llorar si nos sentimos dolidos. Aunque también me enseñó a desconfiar, algo que no siempre es bueno, porque cuando nos cansamos de desconfiar nos brindamos plenamente a las personas y muchas veces nos terminan lastimando, pero tal vez ese es el riesgo. Quizás ese confiar o no en los demás también es una forma de frontera y hay que arriesgarse, el resultado nos puede agradar o no, pero eso ya no depende tanto de nosotros.

Son precisamente las fronteras el tema central de mi ensayo, porque así como hay distintos viajes existen distintas fronteras y son las preguntas una de las formas de fronteras que conocí, las mismas que conocieron y conocen muchos otros que buscan su identidad, o mejor dicho lo que les falta de ella, porque pienso que la identidad se construye, a medida que crecemos todo lo que incorporamos a nuestras vidas nos constituye como lo que somos.

A causa de todo esto considero que los viajes son muy importantes, porque también construyen nuestra identidad.

Mal de altura









Referencias sobre Colectivo Situaciones

Colectivo Situaciones es un grupo de investigación militante integrado por Edgardo Rubén Fontana, Sebastián Guido Scolnik y Mario Antonio Santucho, que desarrolla de manera autónoma co-investigaciones con diversas experiencias sociales, desde el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano al Grupo de Arte Callejero, pasando por la Mesa de Escrache Popular, la Comunidad Educativa Creciendo Juntos, la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos y el Colectivo de Contra información Lavaca.

Rutas de la potencia fue un proyecto de investigación militante que llevó a cabo el grupo, coproducido por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), incluyó una serie de recorridos por América Latina durante el año 2005. Mal de altura/Testimonios (libro) y Mal de altura/Recuerdos (audiovisual) compilan reflexiones y testimonios de sus viajes por cuatro zonas diferentes de Bolivia.
A mediados de los años noventa los integrantes del Colectivo comenzaron una búsqueda de imágenes concretas del cambio social. El contexto de esta investigación era el de una Argentina que comenzaba a ser recorrida por una serie de movimientos y energías sociales que cobraron gran visibilidad pública con la insurrección popular de diciembre de 2001, cuando la movilización ciudadana expulsó al entonces presidente Fernando de la Rúa, revelando cómo las medidas neoliberales habían provocado un deterioro y una gran transformación social, a la vez que abrían una perspectiva nueva y radical de la crisis. El pronunciamiento popular se reflejó en una consigna: "¡qué se vayan todos, que no quede ni uno solo!".
Sin embargo, buena parte de la creatividad social -que durante los años 2001 y 2002 permitió experimentos de autonomía política y construcción múltiple hasta entonces desconocidos- comenzó a declinar en el año 2003, coincidiendo con la llegada al poder de Néstor Kirchner.
La constatación de un proceso de despolitización, la preocupación por encontrar las claves capaces de sostener los desafíos políticos de entonces, incitó a los miembros de este grupo a realizar una investigación que les permitiera conocer otros lugares de América Latina donde se habían producido batallas contra el neoliberalismo. Así, comenzaron a planear los viajes.

En un primer momento, pensaron recorrer cinco zonas distintas (incluyendo Uruguay, el norte de Argentina y algunos territorios mapuches del sur chileno), pero finalmente decidieron concentrarse en dos itinerarios principales: Bolivia con sus permanentes luchas en torno a la gestión común de los recursos; y México (cuna del zapatismo).
Esos dos viajes permitieron conocer y aprender sobre las prácticas sociales y políticas que se estaban produciendo en ambos países, y además, constituyeron estímulos para re-pensar sus propios modos de hacer, de investigar y analizar las realidades en las que vivimos. De ese modo corroboraron hasta qué punto el verdadero viaje sólo comienza una vez que retornaron a la Argentina, cuando los saberes, las experiencias registradas y las historias escuchadas comenzaron a trabajar en sus desafíos.

En Bolivia, realizaron un recorrido por cuatro zonas sacudidas por distintas dinámicas sociales de radicalidad: la selva de Chapare, donde se asienta el movimiento cocalero (del que proviene Evo Morales) la ciudad de Cochabamba, escenario en el año 2000 de una insurrección popular contra la gestión privada del agua (levantamiento que desempeñó un papel similar al que tuvieron en Argentina las movilizaciones de los piqueteros); las ciudades de La Paz (donde conocieron al colectivo feminista Mujeres Creando, con quienes produjeron el libro La virgen de los deseos a partir de conversaciones desarrolladas en ese momento) y sobre todo El Alto (epicentro de la llamada "guerra del gas" en 2003 y sede de movimientos sociales como la Federación de Juntas Vecinales, que han promovido la discusión sobre los recursos y convocaron a una Asamblea Constituyente para rediscutir las estructuras del Estado). Asimismo, se dirigieron a las comunidades aymaras del Altiplano (con una tradición de organización comunitaria) donde se han puesto en marcha procesos de movilización que recuperan el pensamiento y la cultura indígena, y funcionan radicalizando y proveyendo elementos de imaginación política que atraviesan los distintos movimientos de ese país.

Fueron testigos de la posibilidad de una politización de la vida cotidiana, algo que ocurrió en Argentina tras los sucesos de diciembre de 2001 cuando, parcialmente, se desplegó la creatividad social (la capacidad de creación y pensamiento colectivo) algo que a partir de 2003 se fue diluyendo, ya que dicha capacidad resulta difícil de mantener. Sin embargo esos acontecimientos fueron de gran importancia para la investigación que se desarrolló, debido a que revelaron y proporcionaron diversos problemas a la reflexión e imaginación política.

Así, realizaron un fotomontaje en el que se encuentran diversos audios: fragmentos de entrevistas, grabaciones de calle y composiciones musicales. Trás el objetivo de obtener experiencias que permitieran comprender un poco mejor sus propias realidades y prácticas, con el fín de registrar y luego aplicar útilmente dicho registro. En esa doble publicación aparecen declaraciones de numerosas personas entrevistadas que han sido agrupadas en diversos bloques de ideas, junto a textos elaborados por los integrantes del Colectivo Situaciones, acompañado de imágenes fotográficas tomadas durante sus recorridos.



Notas :


La ambigüedad existió en todo momento, durante y después del viaje que realizó Colectivo Situaciones a Bolivia, de ese rasgo constante proviene el título Mal de altura.

Dicha ambigüedad es el modo en como se presenta un mundo de fuerzas y energías inestables, fuerzas que son definidas por su orientación, que varían según las circunstancias. En Bolivia se halla un vaivén continuo entre disolución y dispersión por un lado, cohesión y organicidad por el otro.

“Llegando a Bolivia se descubre una extraña inversión de lo alto y lo bajo. En esta alterada distribución, las cosas se dan como violenta indiferencia y explosiones de una agresividad sorprendente. Arriba lo indio, abajo lo mestizo. La indiferencia sube, la agresividad baja. La altura es maldición anticolonial, cuartel natural y suelo de cocción de elementos civilizatorios, sea a fuego lento, sea como grito crudo”.

En ese estado se encuentra todo, tanto las relaciones como los intercambios y los conflictos. Por lo tanto, el mal de altura es la otra experiencia con la que se topa quien recién llega “la altura es una forma del territorio, una tirantez climática y unas condiciones estratégicas vitales para quienes despliegan en ella su cotidianidad, su resistencia, su ritual y su fiesta”.


“Lo inesperado fuerza al pensamiento y a la imaginación a captar algo de lo que acontece. La experiencia de la fractura y del magma que percibimos en Bolivia exige un impulso de esa naturaleza. Sobre esa superficie de cuerpos y lenguas que cuentan historias que desafían la comprensión lineal".




"A la vez que éramos invitados a adentrarnos a esa geografía social
inusual, adevertimos un sorpresivo diferencial de velocidades: el
tiempo desplegado en cada una de las historias que nos recibieron
y en las que nos comprometimos, sigue abierto, atravesado por una coyuntura tan rica como trabada e imprevisible".




En Bolivia se visualiza la complejidad del esfuerzo de constitución de una voz que primero grita para luego dar lugar a las palabras que comienzan a surgir, la de muchos, voces que se suman y multiplican. Un esfuerzo social y político de construir la propia palabra como digna, que debe ser reconocida y aceptada. Así, las luchas convocan nuevas expresiones.

En Mal de altura se muestra como en los conflictos -o las denominadas guerras por el gas y el agua en El Alto, contra el impuestazo en el Altiplano, por la coca en El Chapare, o por el agua en Cochabamba- se ven los movimientos, los flujos poblacionales. Desde décadas anteriores se sometió a miles de personas al aislamiento, teniendo que llevar a cabo nuevas estrategias para obtener recursos, un nuevo territorio, nuevas configuraciones familiares. Sin embargo, se comenzaron a hilar nuevos vínculos y se logró reavivar algunos elementos que existían anteriormente, como los barrios de mineros en El Alto.


Tambíen se refleja cómo en el uso de los recursos naturales se juega la memoria y las costumbres, además de todo aquello que conforma la propia existencia y posibilita la expansión de los elementos civilizatorios. El agua para los regantes, la tierra como posibilidad de existencia campesina, la coca como hoja sagrada son símbolos de resistencia a una nueva colonización.

Algunos testimonios expresan que los movimientos sociales son los que poseen la capacidad de instalar una ética distinta mientras noten que eso es una tarea por hacer, construir y desarrollar, porque de no ser así se mantienen en crisis. Los movimientos sociales se ven empobrecidos al estar clasificados por grupos o géneros (de campesinos, obreros, gremiales, etc.) no logran contener y elaborar sus propias crisis, así reducen la lógica desde donde pueden actuar, participar o construirse como sujetos visibles.

Otros testimonios manifiestan que las organizaciones de mujeres campesinas van detrás de los hombres, deben ser sumisas, no poseer voz propia, no decidir, de lo contrario son muy criticadas.


La cultura indígena no es tomada en cuenta, es considerada inútil. A su vez existe una ambivalencia en torno a una “justicia comunal”, en El Alto, que lleva a quitar la vida a los ladrones y por otra parte las ideas de crear alternativas del pueblo en busca de revertir la desigualdad de la riqueza. Sus nuevas ciudades fueron construidas de manera autogestionada, así como la infraestructura de agua y gas, los poderes populares, los mercados y las asambleas generando una experiencia comunitaria viva y permanente.



Pensando en el ensayo...

En principio lo que me resulta interesante, y tal vez hasta sea algo demasiado insistente de mi parte, es la idea de conectar con prácticas que construyen para si mismas otra visibilidad, esa búsqueda del otro, y también de esa identificación con él. Me parece que es algo que desde un inicio estuvo presente en el viaje emprendido por Colectivo Situaciones.
A su vez, en el traslado que realizaron dejaron en claro que el verdadero viaje comenzó cuando regresaron y pudieron aplicar, a sus propias iniciativas, lo que tomaron de los hechos conflictivos en Bolivia, del modo de movilizarse y buscar soluciones ante las desigualdades, más allá de esa ambigüedad que, como indicaron, fue característica .
Como señalaron “el viaje comienza una vez retornados, en el momento de compartir lo aprendido, de prolongar los vínculos establecidos, de elaborar lo registrado”. Aquí aparece el regresar para contarlo al que se refiere Güichal. Además de que este -por supuesto- no ha sido un simple traslado, ha sido un verdadero viaje, en él han existido fuerzas que impulsaron movimiento, de un lugar a otro para luego transmitir. Se ha ligado intrínsecamente la escritura y las imágenes, ha existido esa tensión entre mapa y territorio, se ha encontrado ambigüedad. Partieron desde un contexto similar al de Bolivia, pero distinto a la vez, buscaron algo más y nunca se quedaron quietos.


El peregrino de lo absoluto




Referencias sobre el autor

Farid al-Din Attar fue un trascendental poeta místico. Nació en Nishapur -ciudad ubicada al noroeste de Irán- cerca del año 1220 fue decapitado por el ejército invasor mongol.
Este autor, además de haber sido practicante del sufismo (tradición filosófica de la mística islámica) fue una de las figuras más destacadas de la literatura persa, escribió más de un centenar de obras que se convirtieron en la inspiración de una gran cantidad de otros poetas místicos.
Alguno de sus trabajos son Asrar Nameh (El libro de los secretos), Tadkhirat al-Awliy (Biografías de los Santos) que contiene las biografías de reconocidos místicos musulmanes y el más conocido Mantic uttair (Conferencia de las Aves) un libro de poemas en el que se describe la senda sufí hacia la iluminación a través de una alegoría: la búsqueda que emprenden las aves del mundo con el fin de hallar a su rey. También en otra de sus obras, Musibatnäma (El libro de la prueba) se relata el viaje iniciático del alma en busca de la Unidad.



Sólo simples notas

El Peregrino perdido emprende la búsqueda mediante el viaje más arduo. Colmado de obstáculos difíciles, oscuros y tenebrosos, los suyos, los propios...


El Peregrino perdido, luego de permanecer en busca de Dios recibe su ayuda,él solo
no podría superar las dificultades que se le presentarán, necesita un guía.
Debe buscar al sabio que lo oriente porque -aunque él no pueda verlo- está.
Cuando el Peregrino lo encuentra se ilumina su camino.
El sabio no lo engaña, por el contrario, le advierte sobre las dificultades con las que se
topará, le indica que el trayecto es largo, pero le conviene seguir y jamás detenerse.
“A cada uno se le asigna una tarea, muchos han experimentado una angustia semejante”.
El sabio le advierte que si se detiene en la marcha ante algo insignificante quedará
postrado ahí, para siempre.
Le indica que las heridas no deben abatirlo, sino convertirse en llamamientos, él debe
persistir, esforzarse,
es el camino que debe seguir.
El Peregrino renuncia a la queja y a la gratitud y se interna en la Vía sin fín.


... se convierte en su propio guía, se encuentra así mismo, el verdadero camino es interior…




Este fragmento del poema de Farid al-Din Attar, al que tuve gran temor de arruinar con mis simples notas, es demasiado intenso, cómo no incluir algo de él en el ensayo, cómo no incluirlo en su totalidad. Si el Peregrino perdido, completamente solo y desorientado es el símbolo del estado en el que se encuentra muchas veces nuestra alma, o alguna que otra vez, o sólo una vez. Esa búsqueda interna, del sabio, del amor, el que señala el camino, el que abre la vía y brinda las fuerzas para continuar a pesar de los infortunios que se presentan.
Este es el viaje interior, una metáfora viva en sí misma. En él también existe una frontera, pienso que si se logra atravesarla es imposible volver al estado inicial en el que se encontraba el Peregrino porque algo muere y queda atrás.

El viajero y su búsqueda




Notas

Jacques Brosse hace un recorrido por distintos viajeros desde el modelo inicial, el héroe, hasta James Cook, definiendo la mentalidad de los mismos, precisando qué los hacía particulares y señalando principalmente la motivación de los diferentes viajes.

Esencialmente el viaje es una búsqueda, la decisión de emprenderlo surge de la voluntad de romper con el círculo familiar, de desprenderse de un entorno que construye hábitos que detienen e impiden la superación, para iniciar así el camino de la transformación.

Inicialmente el modelo de los viajeros eran los héroes mitológicos, quienes mediante su travesía debían unir lo conocido con lo desconocido, comunicar la esfera de los hombres con el reino de los dioses y el mundo subterráneo de los muertos. Ellos debían recorrer la tierra hasta sus extremos para conquistar su inmortalidad. También los viajes chinos tenían tal objetivo, al igual que algunas divinidades que emprendían viaje mientras los hombres aguardaban su regreso.
Las etapas del viaje corresponden a un proceso iniciático mediante el cual el viajero se dirige hacia el misterio. Las pruebas simbólicas que debe atravesar como futuro iniciado surgen al encontrarse con diversas monstruosidades. Brosse señala que el viajero al volver ya no es el mismo, debido a que -al lograr atravesar dichas etapas- se ha convertido en héroe.
También indica que existe otra clase de viaje, el interior, que puede darse como un soñar despierto (el mismo que realizó Dante al descender a los círculos del infierno). Existe toda una tradición del viaje iniciático, como la leyenda de busca del santo Grial cuyo objetivo fue encontrar la copa perdida con la sangre de redentor, dicho objetivo sólo podía ser cumplido si se alcanzaba una metamorfosis íntima, si tal transformación no se lograba se fracasaba. Como menciona el autor esta es una enseñanza que sirve para todo viaje. A su vez, un viaje sólo puede lograrse si el viajero, que va en busca del Otro, se identifica con él. Esa es una significación que también se encuentra en los relatos chinos y japoneses inspirados en el viaje shamanico. El shaman realiza su ejercicio para interceder entre la comunidad humana y el mundo de los dioses, él es elegido por los dioses por lo tanto es el único que puede llegar hasta su morada. Así, tanto el viaje shamanico, como el descenso de Dante a los círculos del infierno y la partida de Galaad para buscar el santo Grial son llevados a cabo para ofrecer a los demás, en su regreso, lo que ellos vieron y los otros no pueden ver, para revelarles lo desconocido. Como menciona Güichal en Una metáfora viva el viaje es inseparable de su narración, el viajero debe “regresar para contarlo”.

Antiguamente todo viaje se realizaba en dos dimensiones, una vertical (subjetiva) y la otra horizontal, o sea, la que se sitúa en el espacio terrestre (objetiva). Para los contemporáneos esta ambigüedad daba sentido al viaje, mientras que para los modernos se volvió un vicio.
Las razones que inician el viaje de la Europa medieval son religiosas, en ellas el peregrino va en busca del perdón de sus pecados, la certidumbre de la salvación, encontrando al fin del viaje su verdadera patria, la Jerusalén terrestre. También sucedió con los monjes chinos en busca de los textos sagrados, y asimismo con los árabes quienes recorrían oriente. Por un lado, el musulmán emprendía el viaje porque debía realizar la peregrinación a la Meca al menos una vez en su vida, por otro lado como la presencia árabe se encontraba dispersa por gran parte del mundo el creyente acudía a ellos para que les transmitieran la enseñanza oral, y así lograban perfeccionar su conocimiento. De esta clase de viajeros, los más antiguos, provienen todos los otros.

Paulatinamente, los viajes cambiaron de sentido, pues dejaron de poseer una significación sagrada o mística, ahora transcurren en una única dimensión, la horizontal. Ya no se busca entrar en contacto con el Otro Mundo sino con otras sociedades humanas. El Otro se ha convertido en el otro.
En general los viajes del siglo XVI pertenecen al modelo del conquistador, jefes de violentas expediciones armadas que se dedicaban a convertir a los indígenas, usurpar sus territorios persiguiendo fines personales, estos son los creadores de los imperios coloniales, los misioneros y los mercaderes. Sin embargo, el impulso de curiosidad subsistió, el afán del humanista por conocer el universo con su diversidad natural y humana. Las misiones pacificas de los viajeros naturalistas, mantuvieron el objetivo de incrementar los saberes. Brosse sostiene que aquí se halla el contraste de aquella brutalidad.

La corriente a la que corresponde un nuevo tipo de viajero alcanzó su auge en el siglo de la Luces (después de 1750) cuando se iniciaron las grandes expediciones marítimas cuya misión era explorar lo que aun estaba por descubrir con el fin de elaborar una imagen más completa de la tierra. Esto fue lo que realizó el explorador James Cook, él en sus tres viajes se hizo acompañar por un grupo de científicos para realizar un inventario sistemático de la flora y la fauna, no empleó violencia contra los pueblos salvo cuando se vio obligado a hacerlo, se esforzó por comprender sus costumbres y creencias. De este modo el autor afirma que Cook nunca cayó en el exceso contrario que caracterizaba la conducta de los colonialistas.
Varios continuaron su ejemplo, hasta 1843 culminando con ellos una forma de pensar, pero el ansia por los descubrimientos perduraron en los exploradores científicos, el más destacado fue el humanista Alexander Von Humboldt. Sus viajes sirvieron de modelo a los exploradores terrestres, mientras que los viajes de Cook fueron modelo para los navegantes. Los herederos de ambos fueron Darwin, Walter Bates y Alfred Russel Wallace entre otros.

Luego de 1873 la exploración se puso al servicio de los intereses capitalistas, cuyos fines priman actualmente y se ligan al turismo. Brosse se pregunta “qué queda del espíritu que animaba a aquellos viajeros llenos de aventuras en una época como la nuestra en que basta tomarse un avión para creerse héroe, hoy prima el turista”.




Pensando en el ensayo...

Por un lado, lo que encuentro interesante en este texto es la idea de como esa búsqueda del otro fue perdiendo fuerza si bien Brosse se refiere a esto cuando indica lo que sucede en el viaje de iniciación (particularmente en la leyenda de Busca del Santo Grial) vincula la enseñanza que deja con los viajes en general, pienso que actualmente es algo muy difícil de encontrar -tal vez los viajeros de a poco se están esfumando- pareciera que ese otro ya no interesa, o a muchos no les interesa, hallarse, identificarse, encontrarse en él o en definitiva quizás lo primordial ya no es realizar un verdadero viaje. A su vez, me resulta agradable la idea de que básicamente el viaje es una búsqueda, que se inicia para lograr la superación y comenzar un camino de transformación.
Por otra parte, me interesa el hecho de que los viajes hayan cambiado radicalmente su objetivo, su motivación. Que actualmente sólo parezcan encerrar fines capitalistas no es de sorprender, han logrado convertir a “el viaje” en un producto más, de los tantos que existen y se cotizan, pero por su puesto no es promocionado como tal, muchos "viajes" son vendidos como la “aventura” a emprender, como el “descubrimiento” a realizar o como la “hazaña” a lograr. Es una de las razones por las que se ha logrado confundir a los viajeros con los turistas, existen conveniencias para mencionarlos como sinónimos y si el turista se cree viajero el éxito -una vez más- ha sido alcanzado.
Por otro lado, y en relación al texto de Güichal, Brosse señala la diferencia entre los viajes científicos y aquellos que realizaron los conquistadores, sosteniendo que los primeros no implicaron violencia mientras que -como se menciona en Una metáfora viva- si lo hicieron de un modo más sutil y menos visible tal vez, sin embargo presente.



Notas sobre "Una metáfora viva", "Citas sobre el viaje" y "Las figuras del Viajero"




Innumerables imágenes de superficie surgen a partir de una palabra y, como explica Celia Güichal, “algo empieza a moverse, o a querer moverse”. Así, detrás de aquella simple palabra (viaje) resulta hallarse una metáfora viva, y en esa superficie se encuentra uno de los nexos entre el viaje y la escritura, por la paradoja de que la profundidad se esconde en ella, pero existen otras conexiones entre ambas, características especificas de todo viaje que a su vez permiten señalar que la escritura es una forma de viaje. Güichal menciona a distintos autores para respaldar afirmaciones sobre los segmentos que integran el viaje.
Así, indica que el viaje involucra nombrar (ordenar) esto puede implicar una forma de violencia, resultó evidente en el caso de los conquistadores quienes impusieron nombres a sitios que ya los tenían, pero también -como sostiene Mary Louise Pratt - los viajes científicos en el acto de clasificar ejercieron un signo de violencia más sutil y menos visible, con efectos que se mantienen aún hoy.
Encuentra la similitud entre nombrar, clasificar y trazar un mapa (el cual contiene todo viaje). Marca la tensión entre éste y territorio, ya que en un viaje es necesario un mapa que oriente el rumbo a seguir, sin embargo dicho mapa no es el territorio, nunca lo será. En el viaje siempre ocurrirá algo fuera de los planes previstos, algo que en el mapa no se encuentra, algo que sólo se conocerá al adentrarse en ese espacio.
De ahí que viajar sea atravesar el límite para introducirse en lo desconocido. Sabiendo de antemano cual será el plan a seguir, pero también sabiendo que al andar por esa zona todo puede suceder, lo insospechado e impensado. Porque lo que siempre se ha sabido no basta, no conforma y tal inconformismo lleva a ese movimiento, a esa búsqueda de otra cosa.
En un viaje se da el partir, el llegar a algún lugar y el regresar para contarlo, para ser narrado lo cual implica una cierta distancia.
Viaje y narración son inseparables, como sostienen Caparrós y Monteleone. A su vez el viaje es escrito y leído. La red de transmisión a través de historias se desata por todos lo cabos y a su vez la red de oyentes que luego relatan esas historias. Así mediante la narración se logra conservar transmitiendo.

El viaje se puede tomar como una forma de conocimiento, como el saber indiciario al que se refiere Ginzburg, el cual se guía por indicios, huellas y señales. Viaje y escritura comparten una modalidad de conocimiento, y a su vez se vinculan ya que son dos formas posibles de aprender a ver, proponen una mirada diferente a la del turismo, una verdadera mirada. Güichal sustenta esto citando “El viaje imposible” de Marc Augé.
En el viaje de escritura también se hallan mapas que implican organización y previsión, además del sumergirse -durante su proceso- en lo inesperado, lo indeterminado. Si se reconoce una frontera existe un posible viaje, en la escritura hay distintas formas de frontera y a su vez en la lectura que también se asocia a viaje, en los relatos previos. Al cruzar una frontera siempre está presente el peligro de adentrarse en lo desconocido; el peligro de muerte, porque algo cambia y no hay marcha atrás, resulta imposible volver al estado inicial. La autora ejemplifica esto mencionando lo sucedido a Walsh cuando le dicen: "hay un fusilado que vive" (Livraga), citando un fragmento del prólogo de "Operación Masacre".

En “Citas sobre el viaje” se encuentran desarrollas algunas de las citas del texto de Güichal, todas son clasificadas por la noción que encierran. Así, en el narrar el viaje también se muestra como éste es inseparable de su narración, surgen citas como la de Piglia quien deja en claro que la amplitud de lo que puede ser narrado no es muy extensa “se narra un viaje o se narra un crimen”.
Mencionando a Cristoff, puede parecer que en la escritura hay inmovilidad, gran error o simplemente una paradoja, ya que en el escritor viajero, en su relato se encuentra la experiencia del movimiento, de tal forma entre escritura, movimiento y viaje hay una intima relación.
En cuanto al turismo subrayo, nuevamente, el volver a aprender a viajar como una de las tareas más urgentes, señaladas por Augé, con la finalidad de aprender a ver y a su vez la referencia a esa prioridad que se le da a los no lugares (el no tiempo) que impulsa el turismo e imposibilita la experiencia como puntualiza Tatián.
También la mirada, la identidad expuesto en una cita de Monteleone quien expresa que el relato del viaje ofrece el descubrimiento, tanto de la imagen del Otro como de lo Otro, pero proyectando -el viajero- la imagen de sí mismo y, por otra parte, realzo lo indicado por Pratt acerca de aquel otro descubrimiento, bueno, si se lo puede llamar así.
En el viaje y memoria la cita de Calvino ilustra la amenaza constante de desmemoria mediante el peligro de que Ulises olvide el regreso, el camino que ha de recorrer, que borre su forma de destino.
En la lectura y viaje -por medio de la cita de Ford a la que también alude Güichal- se muestra la necesidad de salirse del texto para ir en búsqueda de la experiencia.
También se halla el tiempo en el viaje, que se transforma en la condena del viajero como señala Caparrós. Y por otro lado el peligro que desaparece para el ser audaz del mito, cuando pasa de lo conocido a lo desconocido. La travesía interior del hombre mitológico y la metamorfosis que no es exclusiva de alguien, pues, es conocida por muchos haciendo referencia así a Cambell.

En “Las figuras del viajero” también se cataloga, pero en este caso a los viajeros, según la motivación de su viaje, algunos de ellos son el viandante, quien marcha a pie por un camino, el vagabundo sin dirección o destino fijo, el peregrino que “anda por tierras extrañas” también el héroe y el aventurero. Todo hace referencia a dicha metáfora viva.


Proyecto narrativo: Algo más allá



Oigo los estallidos y ya no los veo sonreír, ni jugar, no puedo creerlo, ya no los veo. Ellos se quedaron ahí, necesito volver, buscarlos, verlos nuevamente, lo necesito. Están ahí, me esperan, me ven, sonríen y juegan. Están todos y falto yo, siempre falto yo. Se están yendo, se escapan, necesito regresar y traerlos.

Siempre es la guerra, es lo único que existe para él. Hace dos semanas regresé de España, presentí que algo andaba mal, cada vez que llamaba a mi familia y preguntaba por él cambiaban de tema. Pensé que había muerto ahí y no se atrevían a decírmelo. Volver y encontrarlo en esas condiciones, no lo esperaba.
Sus hermanos me los advirtieron, no quiere oír, me lo dijeron insistentemente, sus amigos fallecieron y no puede aceptarlo.
Al escucharlo mencionar una y otra vez lo mismo, que necesitaba ese regreso se me destrozaba lentamente el corazón. Pensé en buscar el modo de ir con él, pero no sabía si sería lo más acertado, quizás no.
Temía no estar haciendo lo correcto, sus hermanos me observaban, no me dirigieron la palabra, para ellos haber ido ahí había sido un gran error, sólo se agravaría su estado. Sabía que me culparían si él no mejoraba.
Pero ellos no comprendían. Me invadió el temor al verlo en ese estado, maldecí a la ironía de la vida que otra vez se hacia presente, porque sólo hallé delirio, una vez más debía decidir y lo reconozco, en ese momento, me disgusté. Sentí miedo de quebrarme, en aquel instante, frente a él.
Recuerdo que al despedirme, antes de mi exilio, me dijo que a mi regreso lo encontraría igual, que no cambiaría, siempre sería el mismo, con más años pero en definitiva siempre el mismo. Aquella última vez que lo vi sonrió. Nunca pude olvidar esa imagen, la de él, feliz. Esperaba encontrarlo así al verlo de nuevo.

Y Ahí estaba, mientras yo me arrimaba ellos le señalaban el lugar. No están ahí, les había dicho. Su hermano menor me echó una mirada de furia.
Le dijeron que sus compañeros estaban enterrados en ese lugar y gritó desesperadamente, como nunca había oído gritar a alguien. Continuaba igual, nos suplicaba que hiciéramos algo.
También traté de hacerlo entrar en razón. Sentí bronca, odiaba aquella guerra, lo que le habían hecho al enviarlo ahí. Antes tenía miles de proyectos e ilusiones que de un momento a otro fueron arruinadas. Ahora vive atormentado, morirá buscando fantasmas.
Sus hermanos quisieron irse, todo resultaba mucho peor de lo que había imaginado. Él no deseaba volver y tampoco quedarse ahí. Lloraba desconsoladamente.
La situación no daba para más, ya no. Había permanecido en silencio durante todos aquellos años y al fin volvía a hablar sólo para decir incoherencias, definitivamente ya no tenía cordura, la locura se había apoderado de él. Debíamos regresar para hacer lo que hasta entonces no quisieron.
Me acerqué lentamente y no sé bien que me llevó a decirle eso, pero en ese momento se lo pregunté, por qué se estaban yendo sus sonrisas, me miró fijamente, observo de reojo a sus hermanos y no respondió. Optaba nuevamente por el silencio. Pero había algo extraño, escondía algo más aquella mirada triste. Por qué, insistí, por qué se estaban yendo. Entonces respondió que se oscurecían, se nublaban. Trató de verlos pero estaban desapareciendo, lentamente, ya no los veía.
Ahí pensé comprender, señaló el lugar y comenzamos a caminar mientras sus hermanos discutían, no deseaban permanecer un instante más ahí, pero nosotros caminamos. No dijimos palabra alguna, él observaba detenidamente todo a su alrededor.
No me había dado cuenta del lugar en el que estábamos, pero él lo reconocía bien. De repente se detuvo e ingresó al pozo. No sabía qué estaba haciendo, me inquieté, cuando estaba por ir a buscarlo oí su grito. Aquí están me decía, están jugando, sonriendo. Quería que me acerque, insistía para que los fuera a ver porque ahí estaban. Realmente me preocupé, qué había hecho, porqué lo había llevado ahí.
El día se había vuelto noche, la más oscura, fría y desolada de todas. Sentía pena por él, sentía lástima de mí mismo al haber creído que sería capaz de devolverle la cordura. Sus hermanos tenían razón, no había sido útil ir a Malvinas, él sólo empeoraba, cada vez más.
Insistió nuevamente para que me arrime, me miró y dijo que estaban todos. Me repetí a mí mismo que nuevamente, por él, debía ser fuerte. Fue entonces que me decidí y me acerqué, el lugar estaba bastante oscuro pero su risa me guiaba. De repente me dí cuenta que esa risa no era sólo suya, y comencé a oírlos, no lo podía creer, efectivamente estaban todos ahí, jugando, sonriendo, nos miraban alegres, también comencé a reír, el único que faltaba era él, el único que hasta entonces no había estado era yo.
Tomó aquellas fotografías, alzó su mano enseñándome algunas, señaló mi cámara fotográfica y me dijo que le sacara una foto, ahí con ellos.

Ahora lo sé, quizás todos tengan razón y él sea un simple loco mientras yo tal vez esté cada día más perdido, pero ambos somos felices, y cuando oigo los estallidos los veo sonreír, jugar, siempre los veo. Ellos se quedaron ahí, de vez en cuando volvemos, los buscamos, los vemos nuevamente. Porque es así, están todos, están ahí, nos esperan, nos ven, sonríen y juegan. Y nosotros no faltamos. Ya no se están yendo, ya no se escapan, siempre los traemos.

Proyecto narrativo: Resumen de mi proceso de escritura



Luego de algunos inconvenientes tecnológicos y de torpezas tras torpezas comencé a recopilar mis ideas, no encontré otra alternativa.
Desde el primer momento me atrajo el territorio de la guerra, sabía que el proyecto debía basarlo en ese contenido, aunque no tenía muy en claro por qué. En cuanto al género estaba completamente “segura” de que no escribiría un texto ficcional, prefería escribir algo real.
La guerra me resultó impactante porque pensaba en las historias de quienes se han visto involucrados en ella.

Al leer el material sobre el territorio asocié los textos de Juan Goytisolo con hechos ocurridos en la última dictadura militar -un intento más de “memoricidio”- los libros incinerados, los exiliados, la censura, el saqueo moral, un contexto histórico y político en el que se aniquilan las ilusiones, los desaparecidos.
El personaje principal de “El sitio de los sitios” era un historiador que prácticamente vivía para realizar sus investigaciones en la biblioteca de Sarajevo. Durante la guerra el edificio fue incendiado destruyéndose así todos sus registros. El historiador perdió todo; años de trabajo, ilusiones y sueños. Más allá de las dificultades y los males que provocaba el conflicto bélico el daño más grande era aquella pérdida. “El objetivo de los sitiadores –barrer la sustancia histórica de esta tierra para montar sobre ella un templo de patrañas, leyendas y mitos- nos hirió en lo más vivo. Nuestro pasado y memoria, mi propia vida de asiduo de los archivos en donde me documentaba y enriquecía las fuentes de mi investigación, fueron reducidos a cenizas”.

Busqué vincular a este territorio con otras cuestiones y es increíble en todo lo que pensé, pero nada tenía sentido, nada me convenció y en definitiva no sabía qué contar.

Conseguí el cuadernillo de Misiones, en principio para leer el texto de Rodolfo Walsh y luego para ver si sería conveniente cambiar de territorio, pero no, regresé al de guerra. Tuve en cuenta la propuesta de partir de algunas consignas del cuadernillo “Viaje y Narración”, sabía que no iba a seguir ninguna al pie de la letra, pero entendí que podían ayudarme o inspirarme. Así, me decidí por otra opción, la guerra de Malvinas, y cambié mi elección de género (tal vez no estaba tan completamente segura) luego de preguntarme por qué me había negado a escribir ficción, si en realidad es un género que me atrae bastante. Además, nadie tendría que molestarse por lo que escribo.
Me interesó tener en cuenta las consignas de subversión duración y tiempo, y pensé en escribir un relato que comenzara con una anticipación. Así, desarrollé una idea que luego de varias idas y vueltas dejé inconclusa.

Investigué sobre esta guerra, busqué libros, además de otros materiales, en los que se contara cómo fue la vivencia de los conscriptos durante el conflicto armado y el después, el retorno a sus hogares.
Uno de los libros que conseguí fue “Los chicos de la guerra” de Daniel Kon, en él se encuentran las entrevistas que realizó el autor, a partir del 23 de junio de 1982, a ex combatientes conscriptos, quienes relataron lo sucedido en Malvinas, la vuelta al continente y el después, el regreso a sus vidas.
Algunos habían cumplido con el servicio militar obligatorio, pero igual recibieron la notificación para presentarse de inmediato en un regimiento.







El servicio militar obligatorio se instituyó en Argentina en el año 1904. Antes de su supresión era de 14 meses de duración y se lo conocía popularmente como "Colimba" (Correr, Limpiar y Barrer). Los varones al cumplir los 18 años, y en algunas épocas los 21, eran sorteados para realizar la conscripción en alguna de las tres fuerzas, sobre todo en el ejército.

En el año 1994, en un cuartel de la provincia de Neuquén, apareció el cadáver del soldado conscripto Omar Carrasco (de 18 años), fue asesinado por otros dos soldados instigados por un oficial. A causa del denominado caso Carrasco tomó estado público el maltrato a soldados. En ese mismo año, por un decreto presidencial, se derogó la ley del servicio militar obligatorio. Recordé haber oído tantos comentarios en esa época, todos disparates como el: “ahí se hacen hombres” y el “algo habrá estado haciendo” (pariente muy cercano del “algo habrán hecho”).


De repente, estos jóvenes, debían marcharse sin saber por cuanto tiempo, sin saber si regresarían. Muchos no pudieron avisarles a sus familias que iban a Malvinas. Recibían informaciones que indicaban cuando debían movilizarse hacia el sur pero oficialmente no les comunicaban hacia donde irían exactamente, o sea, se movilizaban sin saber hacia donde los llevaban.

No eran tratados como personas, eran números que se encontraban obligados a cumplir las órdenes de los "superiores", muchos con la sensación de que se dirigían hacia una aventura, sin ser concientes de que podían perder sus vidas o ver cómo las perdían sus compañeros.

Algo de lo que leí en este libro y pensé incorporar en mi narración fue lo que relató uno de ellos. Él y sus compañeros volvieron al continente en un vuelo de Austral, muy cómodos, pero a la ida, cuando volaban rumbo a Malvinas iban todos apretados, uno de sus compañeros hizo un chiste, les dijo que no se quejaran porque a la vuelta iban a regresar más cómodos, por qué le preguntó uno de ellos, porque vamos ser menos contestó y se hizo un silencio profundo. Quien relató esto luego explicó que fue cierto, regresaron más cómodos.

Los conscriptos aprendieron a convivir, no tenían otra opción, se acostumbraron a vivir como linyeras porque si durante la guerra se dedicaban a pensar sufrían y debían sobrevivir. Cuando comenzaron a faltar los alimentos aprendieron a robarlos ya que las provisiones que enviaban desde el continente no eran distribuidas.



Acerca del conflicto y sus causas:

La guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las Islas Malvinas -Georgias del Sur y Sándwich del Sur- tres archipiélagos situados en el Océano Atlántico, frente a las costas argentinas.
La misma se desplegó entre el 2 de abril, día de la invasión de las Islas por parte del Ejército argentino, y el 14 de junio de 1982, fecha de su rendición, lo que conllevó la reocupación de los tres archipiélagos por parte de Inglaterra.

Políticamente, en Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país y el retorno de la democracia en 1983, con el consiguiente juicio a las Juntas Militares por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno de facto; en el Reino Unido, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.

Las raíces del conflicto se vinculaban sobre todo con el colapso social, político y económico evidente (aumento de la desocupación, inflación, incremento de la deuda externa, luchas obreras, cierres de fábricas, represión brutal, y más.)
El jefe de la Junta Jorge Rafael Videla fue sustituido por el general Roberto Viola y, luego, éste por el general -embriagado de patriotismo- Leopoldo Fortunato Galtieri. La decisión de intentar recuperar las Malvinas fue tomada tanto por el efecto que podría conseguirse a la hora de desviar la atención social de los inconvenientes como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre determinados sectores sociales y así lograr perpetuarse en el poder… por los siglos de los siglos. De este modo, el gobierno de Galtieri procuró fortalecer su posición política apelando a la euforia nacionalista que la recuperación de las islas podría desplegar.

Por su parte, el gobierno británico de la primera ministra Margaret “Dama de Hierro” Thatcher se enfrentó a una grave crisis política que provocó la renuncia del Ministro de Asuntos Exteriores además de las dificultades en lo económico (incremento del desempleo, del IVA y recortes sociales por doquier). Fue así que Marge, para mejorar su imagen política y obtener mayor popularidad, decidió dar marcha a la liberación de las islas.



La primera ocupación de las islas fue por parte de los franceses en 1963, los conflictos por su dominación primero se iniciaron entre el Reino Unido Francia y España, luego entre el Reino Unido y la Argentina que ejerció soberanía efectiva en el territorio hasta 1833 cuando fueron ocupadas por Gran Bretaña que años más tarde la declaró colonia. Desde entonces las gestiones diplomáticas en diferentes ámbitos, para lograr la restitución de las mismas, resultaron ineficaces.

El 18 de marzo de 1982 con motivo del desembarco de operarios a cargo del empresario argentino Davinoff -contratados para el montaje de instalaciones en desuso en Puerto Leight- se izó una bandera argentina, esto provocó un “sorpresivo” incidente con el personal británico y una posterior protesta formal de Gran Bretaña que impuso un plazo terminante para su desalojo. Argentina se propuso evitar que los expulsaran y se enviaron distintas embarcaciones a Leight.
Luego se llevó a cabo la Operación Rosario –integrada por las tres Fuerzas Armadas- que dio lugar a la toma del archipiélago de las islas Malvinas y su capital Puerto Argentino (Stanley para los ingleses). Gran Bretaña respondió con el envío de tropas y una dinámica decisión política y militar de recuperar Malvinas.
El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. El régimen de Pinochet, en Chile, adoptó una posición contraria.

El 2 de mayo, el submarino británico Conqueror torpedeó y hundió al crucero General Belgrano allí murieron 323 de sus tripulantes. Días después, aviones argentinos lanzaron dos Exocet AM-39 (misiles franceses arrojados por aviones Super Etendard) uno de ellos hundió al crucero Sheffield. El ataque dejó un saldo aproximado de 20 muertos y más de 26 heridos.


Crucero Sheffield







Crucero General Belgrano





Los ingleses desplazaron sus barcos al Estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de Isla Soledad. La ciudad capital de las Islas nuevamente fue tomada por las fuerzas británicas quienes avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo. Murieron 55 argentinos. Entre el 10 y el 14 de junio, se ocasionaron feroces combates en muchos de los cerros que rodean Puerto Argentino: Monte Longdon, Monte Two Sisters, Wireless Ridge, Monte Tumbledown. Fueron breves, pero duros enfrentamientos en pésimas condiciones climáticas, en general por la noche y luego de demoledores bombardeos desde tierra, mar y aire.



Algunas de las ideas más fuertes de mi nueva narración surgieron luego de saber de la existencia de un libro titulado “Cruces: idas y vueltas de Malvinas” de María Laura Guembe y Federico Guillermo Lorenz. En el mismo se recopilan imágenes del antes y el después de la guerra, la vivencia de los conscriptos (la experiencia humana en relación con la guerra).








Medios de comunicación, poder y opinión pública


"Conocer el presente, para construir el futuro" expresaba un gran cartel ubicado en la sala parlante de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) el pasado jueves. El tema de la charla-debate se centró en los medios de comunicación y su relación con el poder político.
Faltando pocos minutos para las 21 hs. comenzó a ingresar la gente, se ubicaron en las sillas colocadas prolijamente frente a una mesa cubierta con un paño azul, sobre ella cuatro botellas de agua mineral y cuatro vasos junto a cada una esperaban a los panelistas y al representante de La Vallase (grupo organizador) para dar inicio al cuarto encuentro del ciclo de debate y análisis de la realidad nacional, regional y mundial.
A las 21:14 hs. la mayoría de los asientos fueron ocupados, los panelistas acababan de llegar, conversaban con algunos jóvenes y se saludaban entre ellos. Un chico se preparaba en la entrada para tomar fotografías. En la fila de atrás en la que me ubiqué una joven le preguntaba a otra, sentada a mi izquierda, si deseaba colocarse cerca de ella debido a que una incontrolable gotera empapaba ese pequeño sector de la sala ,es “extraño” que suceda esto en un edificio público. Luego de mirar de reojo las gotas que caían cerca de suyo, y meditar si se reubicaba o no, decidió cambiar de lugar.
Se oían gritos y aplausos provenientes de un aula del segundo piso, donde una asamblea se llevaba a cabo. La sala se había colmado y por momentos la lluvia reavivaba la gotera de la sala ampliando el charco de agua.
Luego de un breve lapso de tiempo se dio inicio al debate. Los panelistas fueron presentados, Silvia Mercado (Periodista, Consultora en Comunicación, docente Universidad Nacional de Lomas de Zamora) Eduardo Nájera (Coordinador General de la FM Bajo Flores) y Claudio Morgado (Diputado Nacional, Vocal de la Comisión Nacional de Comunicación y Cultura).
Silvia Mercado comenzó a hablar, dijo que el Estado debe garantizar un respaldo para que exista justicia distributiva de la pauta publicitaria, ya que dicha garantía se la brinda mayoritariamente a los medios privados y no a los públicos ni a las organizaciones, siendo que son escasos.
Además, expresó que los medios de comunicación se deben a su público. Algo que resulta difícil de aceptar, sobre todo para quienes pertenecen al poder político. Por esta razón es habitual que entre el periodismo y el poder político exista tensión, ya que el periodismo debe ser crítico. Los medios hacen posible el vínculo social en la edad post moderna y ellos están para comunicar. Los medios se manejan en el corto plazo mientras que la política lo hace en el largo plazo, por lo tanto la lógica del periodismo no corresponde con la lógica de la política. Los cambios que se generan en el periodismo deben esperarse en el largo plazo, paulatinamente, ya que si se esperan grandes modificaciones de un día para el otro lo más probable es que no se logre ver ningún resultado positivo.
Luego fue Eduardo Nájera quien tuvo la palabra, sostuvo que el marco concreto de discusión debe centrarse en el poder, y son los grandes grupos económicos los que conforman el verdadero sector del poder. Es necesario ver a que intereses responden los medios grandes y masivos de nuestro país, es la oligarquía la que forma parte de dichos medios.
Asimismo, Nájera dijo no estar de acuerdo con que existen pocos medios de comunicación públicos y consideró que los medios comunitarios públicos son primordiales e imprescindibles para aportar democracia. “En otros países, fueron dichos medios los que frenaron al Estado”.
Luego habló Claudio Morgado, resaltó que la situación de legitimidad que se adquiere desde un medio de comunicación se encuentra enmarcada en una situación sociológica. La idea de que si alguien no está en los medios no existe, parte de la situación social.
Por otro lado sostuvo que lo ideal sería que todos los medios de comunicación tengan una proporción similar, así se tendrían diferentes puntos de vista, y la sociedad podría construir sus opiniones de una forma más crítica; con proporciones equilibradas. Según él, en todas las radios que se sintonizan miran TN (Todo Noticias). Inmediatamente Nájera aclaró que en la radio del Bajo Flores no ven TN, las risas espontáneas fueron inevitables e invadieron la sala.
Mercado agregó que el camino a seguir es el de mayor diversidad, mayor política activa y reiteró que debe ser a largo plazo pero persistente.
También afirmó que Clarín es una empresa excelente, entre otras cosas, siempre tuvieron gran capacidad para adjuntar el sentimiento social de cada época. Mientras Nájera paseaba su vista por toda la sala y Claudio Morgado procuraba disimular sus bostezos Mercado agregó: “El poder político posee una enorme incapacidad de conocer de qué se trata la opinión pública”.
Luego de varias idas y vueltas entre los panelistas, se formularon preguntas, poder, medios de comunicación, Estado, opinión pública, fueron palabras que giraron frecuentemente. Mientras pensaba en lo difícil que resulta comunicar cuando se contraponen diversos intereses, distintos sectores. Muchas veces la democracia no parece ser apreciada y tal vez algunos medios perdieron el verdadero sentido de comunicar: generar opinión pública.



Notas sobre Piglia: Lo visible y lo oculto del cuento




Ricardo Piglia en “Tesis sobre el cuento” expone dos tesis partiendo de una anécdota registrada por Chejov en sus cuadernos de notas: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a su casa, se suicida”. El jugador obtiene una numerosa suma de dinero, sin embargo sucede un hecho imprevisible, cuáles son las causas que conciernen a cada una de las historias, cómo se enlazan.
Piglia analiza como sería relatada esta anécdota (ambas historias) por distintos autores.
Primera tesis: un cuento siempre cuenta dos historias, una visible y otra secreta, esta última es narrada de forma enigmática. A cada una de las historias le corresponde un sistema de causalidad (diferente). Los elementos esenciales de un cuento intervienen en ambas historias y son utilizados de distinta manera en cada una.
La forma clásica del cuento produce el efecto sorpresa cuando se revela el final de la historia secreta. Pienso que este desenlace invita a una nueva lectura, focalizada en la observación de la segunda historia, la que en todo momento estuvo ahí, implícita.
Segunda tesis: la historia secreta es la clave de la forma del cuento y sus variantes.
El autor explica que la versión moderna del cuento abandona el final sorpresivo, relata dos historias como si fueran una y trabaja la tensión en ambas sin resolverlas nunca. En cuanto a esto, considero que las múltiples posibilidades de un final son las encargadas de darle sentido a esta forma narrativa, más allá del desenlace elegido por el escritor (aunque no sea enunciado creo que existe) lo interesante es que el lector debe involucrarse para resolver la historia.
En el cuento de Borges, “La forma de la espada”, el narrador del relato visible oye un testimonio del protagonista de la historia secreta. En el desenlace emerge lo oculto (la historia secreta) de este modo se narra una historia para dar lugar a la otra. A diferencia del cuento de Chejov, “En el mar. Cuento de marineros”, en el que las dos historias parecerían ser una, esa fue mi sensación, la primera brinda indicios del desarrollo de la segunda; al estilo Hemingway: “Siempre hay una red de asociaciones e inferencias, una razón sumergida más allá de los detalles que se revelan o se omiten”. Algo similar sucede en “¿Por qué no bailan?” de Carver, ya que mediante señales se le permite al lector sacar sus propias conjeturas, dejando que imagine las causas que se esconden por ejemplo, cuál es la razón que lleva al dueño de la casa a acomodar los muebles en el patio, exactamente cómo si se encontraran en el interior de su hogar. Es una intención que perdura durante todo el relato, parece algo construido, exclusivamente, para lograr que el lector infiera lo recóndito del cuento y reflexione. Posiblemente aquellas frases que aparentan estar desligadas, las que a simple vista no encajan, en definitiva, son de gran importancia porque se vinculan con lo que se omite; como menciona Piglia en relación con la teoría del iceberg “lo más importante nunca se cuenta”

Notas sobre Campbell



En "El héroe de las mis caras" Joseph Campbell establece una analogía entre el mito y los sueños, asimismo sostiene que la lógica, los héroes y las hazañas del mito, sobreviven en los tiempos modernos.
A través de los sueños, el inconciente envía a la mente mensajes de las fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas que no se han pensado o atrevido a incorporar a la vida. Dichos mensajes pueden resultar amenazantes para la estructura de seguridad construida, pero a la vez son señales valiosas ya que desde ellas parte el descubrimiento del YO, provocando la destrucción del mundo junto a la vida de quien lo ha construido (hombre y su mundo) para dar lugar a una reconstrucción de ambos. De este modo, al igual que los símbolos de la mitología, los símbolos del sueño son productos espontáneos de la psique, el objetivo al cual apuntan es lograr dicha reconstrucción (resurgir).
La diferencia entre el mito y el sueño consiste en que el primero es el sueño despersonalizado, el segundo es el mito personalizado. Ambos son simbólicos. En el sueño las formas son distorsionadas por las dificultades propias del individuo que sueña, mientras que en el mito se muestran problemas y soluciones directamente válidas para el conjunto de la humanidad.
Algunos sueños reproducen en detalle la fórmula mitológica universal en el camino del héroe "peligros, obstáculos y buena fortuna" que llevan al renacer.
Por otra parte, el autor señala que los ritos de iniciación son ejercicios de separación (cambios de normas con la vida conciente) donde la mente corta en forma radical con las actitudes, ligas y normas de vida del estado que se deja atrás. En relación a esto, cuando un paciente psicoanalizado abandona sus ideas de fijas de la niñez y avanza en el futuro, en sus sueños aparecen imágenes que se corresponden o asocian con las ceremonias rituales.
Tanto la mitología como el rito suplen los símbolos que hacen avanzar el espíritu humano, contrarrestando a aquellas que lo atan al pasado. Cuando a las imágenes iniciadoras no se las suple a través del mito o el ritual (desde afuera) se enuncian mediante el sueño (desde adentro).
Aquél que es capaz de combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas-personales alcanzando las formas humanas generales, válidas y normales se convierte en el hombre de la sumisión (héroe).
El camino común del héroe mitológico consta con una separación, iniciación y retorno (unidad nuclear del monomito). Su aventura siempre sigue este modelo, una separación del mundo, la penetración de alguna fuente de poder y regreso a la vida para vivirla con más sentido.
Por medio de la separación se alcanza la más alta dimensión espiritual, consiste en retirarse del mundo externo al interno (al inconciente infantil). Así, el héroe se retira del mundo del los efectos secundarios a las zonas causales de la psique y aclara las dificultades existentes. De esta manera, el héroe lleva a cabo el denominado proceso de "discriminación". Luego vuelve transfigurado y enseña las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida.
Cuando el héroe triunfa el efecto de su aventura es desencadenar y liberar nuevamente el fluir de la vida en el cuerpo del mundo. Físicamente dicha fluencia puede representarse como la circulación de la sustancia alimenticia, dinámicamente como una corriente de energía y espiritualmente como una manifestación de la gracia. Estas variedades se alterna y representan tres grados de concentración de la única fuerza vital que al vincularse se derraman sobre el mundo como un torrente, el mismo surge de la fuente invisible y su punto de entrada es el círculo simbólico del universo, alrededor del cual el mundo gira. Bajo este punto se sitúa el universo mismo, el héroe como encarnación de Dios es el ombligo del mundo, el centro a través del cual las energías de la eternidad irrumpen en el tiempo. Es símbolo de la creación continua, la fuente de toda existencia, produce la plenitud mundial del bien y del mal.
El héroe se aparta del lugar de todos los días y se dirige hacia el umbral de la aventura. Allí una sombra cuida el paso, él puede derrotar o conciliar dicha fuerza para ingresar al reino de la oscuridad o puede ser muerto por el oponente y así descender a la muerte.
Luego, al continuar avanzando, algunas fuerzas extrañas -e íntimas a la vez- lo amenazan mientras otras lo auxilian, al llegar al nadir del periplo mitológico pasa la prueba suprema y recibe su recompensa. El triunfo puede ser representado como la unión sexual del héroe con la diosa madre del mundo, el reconocimiento del padre creador, su divinización o el robo del don que ha ido a ganar.
Al regresar, si las fuerzas lo han bendecido, él se mueve bajo su protección, de lo contrario huye y es perseguido. En el umbral del retorno las fuerzas permanecen atrás, el héroe emerge de la congoja (resurge) y el bien que obtiene renueva el mundo.

Algunas notas sobre... Pavese: Negar



Partió, no se sabe nada de él. Su alejamiento consterna.
Así se conocen las peores sensaciones, las que se mezclan y transforman en angustia.
La incertidumbre agobia, algunos eligen olvidarlo, para no convivir con los interrogantes que no se responden.
Borrarlo, como si nunca hubiera existido, para evadir la desdicha y protegerse del quebranto.
Vaticinar un final o convencerse de una inexistencia quizás suceda por temor a que un mundo se derrumbe, o se rompa en mil pedazos y darse cuenta un día que no son reales los espejitos de colores porque lo real pasa por otro lado. De este modo la sensación de seguridad no es arrebatada, algo similar sucede cuando se cierran los ojos ante lo evidente para poder seguir caminando sobre un mundo bien construido, ya que si se observa la realidad lo más probable es que no resulte simple encontrar las bases sobre las que se reconstruya un nuevo mundo. Tal vez, esto, es un simple y "peligroso" mecanismo de defensa.


Etnografía: Un viaje en tren ¿Quiénes viajan?



El servicio de trenes del ferrocarril general roca es utilizado a diario por miles de pasajeros, en uno de sus recorridos hacia el conurbano bonaerense se enlazan catorce estaciones (desde Plaza Constitución hasta Glew) la duración aproximada del viaje es de cincuenta minutos.

Sábado 10 de Mayo de 2008,13:30hs. Los vagones se colman de personas, sus edades y características físicas son diversas. Algunos individuos son delgados de cabello castaño y corto, otros son robustos, de estatura media y cabello negro. También se ven personas con el cabello teñido con colores rojizos y vibrantes.
Uno de los individuos que se encuentra sentado cerca de una de las puertas se coloca anteojos y despliega un periódico, viste con zapatillas negras, pantalón y campera de color azul. Su edad ronda los sesenta años. Frente a él, un joven de veinte años, aproximadamente, oye música desde su teléfono celular, mueve una de sus manos marcando compases.
Una pequeña niña se acerca a cada pasajero y les entrega un papel, camina rápidamente desde el inicio al final del vagón, nuevamente se acerca a cada individuo para retirar el papel que les dio, algunos le entregan monedas. Otros niños que la acompañan (todos de seis a nueve años de edad) corretea y se ríen, una mujer se muestra molesta porque recibe un empujón.
Frecuentemente aparecen hombres que alzan la voz aceleradamente, ofrecen alimentos u objetos a los pasajeros, algunos intercambian su dinero por aquello.
El tren se detiene en cada estación, se abren las puestas y descienden e ingresan un gran numero de personas, excepto en Irigoyen y Gerli (segunda y cuarta estación respectivamente) cuyos andenes se encuentran solo con cuatro o cinco personas cada uno.
Una joven se sujeta con una mano a uno de los asientos, tratando de lograr equilibrio para no caerse debido al movimiento brusco del tren; ojea las páginas de un libro. Junto a ella una mujer se sostiene del mismo asiento, su cabello es canoso y ondulado, no focaliza su vista hacia algo en particular, ni se muestra atenta a lo que sucede a su alrededor.
Cuatro adolescentes (tres de sexo femenino) conversan entretenidamente, uno de ellos les enseña las fotos de su teléfono celular al resto quienes hacen comentarios respecto a lo que ven y se ríen. Cerca de ellos una mujer, de setenta años aproximadamente, le indica a otra que deben bajarse en Banfield (octava estación). Las mujeres se ponen de pie y se dirigen a la puerta, dos jóvenes se ubican rápidamente en los asientos que son desocupados.
El tren se detiene, se suman nuevos pasajeros al recorrido, una mujer de estatura media, de cabello rubio y rizado que tomo con cada mano a dos niños (de seis u ocho años) bastante inquietos. También ingresa otra mujer junto a una niña, cargan con dificultad varias cajas de cartón cerradas y atadas entre si. Se ubican en uno de los laterales del vagón y acomodan cuidadosamente esas cajas.
Al llegar a Lomas de Zamora (novena estación) la mayoría de las personas cargan con bolsas de distintos tamaños y colores. Los andenes se encuentran prácticamente repletos. Un hombre se ubica en el centro de uno de los extremos del vagón, enciende un grabador mediano y comienza a sonar la música electrónica. Esos sonidos se suman al murmullo colectivo que se mezclan con el llanto de un bebé y el concierto de melodías provenientes de los distintos teléfonos celulares que llevan consigo los pasajeros.
En Temperley (décima estación) el numero de personas se duplica, luego se reparten en las estaciones siguientes (Adrogué, Burzaco y Longchamps). Sin embargo, continúan permaneciendo sobre el tren un gran número de pasajeros.
Al llegar a Glew (última estación del recorrido) todos descienden.
Aquellos que se ubicaron próximos a las puertas y en los laterales del vehículo se mostraron más atentos al resto, tuvieron una visión panorámica bastante abarcativa, observaron a quienes descendieron e ingresaron durante el trasbordo, mientras que los usuarios que viajaron sentados se mostraron indiferentes. Dirigieron la vista hacia le ventana pero la mayoría durmió o procuró hacerlo.
En general aquellos que se ubicaron en el centro del vagón se mostraron preocupados por sujetar sus pertenencias, y atentos a quienes se ubicaron o pasaron cerca suyo.