Notas sobre "Una metáfora viva", "Citas sobre el viaje" y "Las figuras del Viajero"




Innumerables imágenes de superficie surgen a partir de una palabra y, como explica Celia Güichal, “algo empieza a moverse, o a querer moverse”. Así, detrás de aquella simple palabra (viaje) resulta hallarse una metáfora viva, y en esa superficie se encuentra uno de los nexos entre el viaje y la escritura, por la paradoja de que la profundidad se esconde en ella, pero existen otras conexiones entre ambas, características especificas de todo viaje que a su vez permiten señalar que la escritura es una forma de viaje. Güichal menciona a distintos autores para respaldar afirmaciones sobre los segmentos que integran el viaje.
Así, indica que el viaje involucra nombrar (ordenar) esto puede implicar una forma de violencia, resultó evidente en el caso de los conquistadores quienes impusieron nombres a sitios que ya los tenían, pero también -como sostiene Mary Louise Pratt - los viajes científicos en el acto de clasificar ejercieron un signo de violencia más sutil y menos visible, con efectos que se mantienen aún hoy.
Encuentra la similitud entre nombrar, clasificar y trazar un mapa (el cual contiene todo viaje). Marca la tensión entre éste y territorio, ya que en un viaje es necesario un mapa que oriente el rumbo a seguir, sin embargo dicho mapa no es el territorio, nunca lo será. En el viaje siempre ocurrirá algo fuera de los planes previstos, algo que en el mapa no se encuentra, algo que sólo se conocerá al adentrarse en ese espacio.
De ahí que viajar sea atravesar el límite para introducirse en lo desconocido. Sabiendo de antemano cual será el plan a seguir, pero también sabiendo que al andar por esa zona todo puede suceder, lo insospechado e impensado. Porque lo que siempre se ha sabido no basta, no conforma y tal inconformismo lleva a ese movimiento, a esa búsqueda de otra cosa.
En un viaje se da el partir, el llegar a algún lugar y el regresar para contarlo, para ser narrado lo cual implica una cierta distancia.
Viaje y narración son inseparables, como sostienen Caparrós y Monteleone. A su vez el viaje es escrito y leído. La red de transmisión a través de historias se desata por todos lo cabos y a su vez la red de oyentes que luego relatan esas historias. Así mediante la narración se logra conservar transmitiendo.

El viaje se puede tomar como una forma de conocimiento, como el saber indiciario al que se refiere Ginzburg, el cual se guía por indicios, huellas y señales. Viaje y escritura comparten una modalidad de conocimiento, y a su vez se vinculan ya que son dos formas posibles de aprender a ver, proponen una mirada diferente a la del turismo, una verdadera mirada. Güichal sustenta esto citando “El viaje imposible” de Marc Augé.
En el viaje de escritura también se hallan mapas que implican organización y previsión, además del sumergirse -durante su proceso- en lo inesperado, lo indeterminado. Si se reconoce una frontera existe un posible viaje, en la escritura hay distintas formas de frontera y a su vez en la lectura que también se asocia a viaje, en los relatos previos. Al cruzar una frontera siempre está presente el peligro de adentrarse en lo desconocido; el peligro de muerte, porque algo cambia y no hay marcha atrás, resulta imposible volver al estado inicial. La autora ejemplifica esto mencionando lo sucedido a Walsh cuando le dicen: "hay un fusilado que vive" (Livraga), citando un fragmento del prólogo de "Operación Masacre".

En “Citas sobre el viaje” se encuentran desarrollas algunas de las citas del texto de Güichal, todas son clasificadas por la noción que encierran. Así, en el narrar el viaje también se muestra como éste es inseparable de su narración, surgen citas como la de Piglia quien deja en claro que la amplitud de lo que puede ser narrado no es muy extensa “se narra un viaje o se narra un crimen”.
Mencionando a Cristoff, puede parecer que en la escritura hay inmovilidad, gran error o simplemente una paradoja, ya que en el escritor viajero, en su relato se encuentra la experiencia del movimiento, de tal forma entre escritura, movimiento y viaje hay una intima relación.
En cuanto al turismo subrayo, nuevamente, el volver a aprender a viajar como una de las tareas más urgentes, señaladas por Augé, con la finalidad de aprender a ver y a su vez la referencia a esa prioridad que se le da a los no lugares (el no tiempo) que impulsa el turismo e imposibilita la experiencia como puntualiza Tatián.
También la mirada, la identidad expuesto en una cita de Monteleone quien expresa que el relato del viaje ofrece el descubrimiento, tanto de la imagen del Otro como de lo Otro, pero proyectando -el viajero- la imagen de sí mismo y, por otra parte, realzo lo indicado por Pratt acerca de aquel otro descubrimiento, bueno, si se lo puede llamar así.
En el viaje y memoria la cita de Calvino ilustra la amenaza constante de desmemoria mediante el peligro de que Ulises olvide el regreso, el camino que ha de recorrer, que borre su forma de destino.
En la lectura y viaje -por medio de la cita de Ford a la que también alude Güichal- se muestra la necesidad de salirse del texto para ir en búsqueda de la experiencia.
También se halla el tiempo en el viaje, que se transforma en la condena del viajero como señala Caparrós. Y por otro lado el peligro que desaparece para el ser audaz del mito, cuando pasa de lo conocido a lo desconocido. La travesía interior del hombre mitológico y la metamorfosis que no es exclusiva de alguien, pues, es conocida por muchos haciendo referencia así a Cambell.

En “Las figuras del viajero” también se cataloga, pero en este caso a los viajeros, según la motivación de su viaje, algunos de ellos son el viandante, quien marcha a pie por un camino, el vagabundo sin dirección o destino fijo, el peregrino que “anda por tierras extrañas” también el héroe y el aventurero. Todo hace referencia a dicha metáfora viva.


Proyecto narrativo: Algo más allá



Oigo los estallidos y ya no los veo sonreír, ni jugar, no puedo creerlo, ya no los veo. Ellos se quedaron ahí, necesito volver, buscarlos, verlos nuevamente, lo necesito. Están ahí, me esperan, me ven, sonríen y juegan. Están todos y falto yo, siempre falto yo. Se están yendo, se escapan, necesito regresar y traerlos.

Siempre es la guerra, es lo único que existe para él. Hace dos semanas regresé de España, presentí que algo andaba mal, cada vez que llamaba a mi familia y preguntaba por él cambiaban de tema. Pensé que había muerto ahí y no se atrevían a decírmelo. Volver y encontrarlo en esas condiciones, no lo esperaba.
Sus hermanos me los advirtieron, no quiere oír, me lo dijeron insistentemente, sus amigos fallecieron y no puede aceptarlo.
Al escucharlo mencionar una y otra vez lo mismo, que necesitaba ese regreso se me destrozaba lentamente el corazón. Pensé en buscar el modo de ir con él, pero no sabía si sería lo más acertado, quizás no.
Temía no estar haciendo lo correcto, sus hermanos me observaban, no me dirigieron la palabra, para ellos haber ido ahí había sido un gran error, sólo se agravaría su estado. Sabía que me culparían si él no mejoraba.
Pero ellos no comprendían. Me invadió el temor al verlo en ese estado, maldecí a la ironía de la vida que otra vez se hacia presente, porque sólo hallé delirio, una vez más debía decidir y lo reconozco, en ese momento, me disgusté. Sentí miedo de quebrarme, en aquel instante, frente a él.
Recuerdo que al despedirme, antes de mi exilio, me dijo que a mi regreso lo encontraría igual, que no cambiaría, siempre sería el mismo, con más años pero en definitiva siempre el mismo. Aquella última vez que lo vi sonrió. Nunca pude olvidar esa imagen, la de él, feliz. Esperaba encontrarlo así al verlo de nuevo.

Y Ahí estaba, mientras yo me arrimaba ellos le señalaban el lugar. No están ahí, les había dicho. Su hermano menor me echó una mirada de furia.
Le dijeron que sus compañeros estaban enterrados en ese lugar y gritó desesperadamente, como nunca había oído gritar a alguien. Continuaba igual, nos suplicaba que hiciéramos algo.
También traté de hacerlo entrar en razón. Sentí bronca, odiaba aquella guerra, lo que le habían hecho al enviarlo ahí. Antes tenía miles de proyectos e ilusiones que de un momento a otro fueron arruinadas. Ahora vive atormentado, morirá buscando fantasmas.
Sus hermanos quisieron irse, todo resultaba mucho peor de lo que había imaginado. Él no deseaba volver y tampoco quedarse ahí. Lloraba desconsoladamente.
La situación no daba para más, ya no. Había permanecido en silencio durante todos aquellos años y al fin volvía a hablar sólo para decir incoherencias, definitivamente ya no tenía cordura, la locura se había apoderado de él. Debíamos regresar para hacer lo que hasta entonces no quisieron.
Me acerqué lentamente y no sé bien que me llevó a decirle eso, pero en ese momento se lo pregunté, por qué se estaban yendo sus sonrisas, me miró fijamente, observo de reojo a sus hermanos y no respondió. Optaba nuevamente por el silencio. Pero había algo extraño, escondía algo más aquella mirada triste. Por qué, insistí, por qué se estaban yendo. Entonces respondió que se oscurecían, se nublaban. Trató de verlos pero estaban desapareciendo, lentamente, ya no los veía.
Ahí pensé comprender, señaló el lugar y comenzamos a caminar mientras sus hermanos discutían, no deseaban permanecer un instante más ahí, pero nosotros caminamos. No dijimos palabra alguna, él observaba detenidamente todo a su alrededor.
No me había dado cuenta del lugar en el que estábamos, pero él lo reconocía bien. De repente se detuvo e ingresó al pozo. No sabía qué estaba haciendo, me inquieté, cuando estaba por ir a buscarlo oí su grito. Aquí están me decía, están jugando, sonriendo. Quería que me acerque, insistía para que los fuera a ver porque ahí estaban. Realmente me preocupé, qué había hecho, porqué lo había llevado ahí.
El día se había vuelto noche, la más oscura, fría y desolada de todas. Sentía pena por él, sentía lástima de mí mismo al haber creído que sería capaz de devolverle la cordura. Sus hermanos tenían razón, no había sido útil ir a Malvinas, él sólo empeoraba, cada vez más.
Insistió nuevamente para que me arrime, me miró y dijo que estaban todos. Me repetí a mí mismo que nuevamente, por él, debía ser fuerte. Fue entonces que me decidí y me acerqué, el lugar estaba bastante oscuro pero su risa me guiaba. De repente me dí cuenta que esa risa no era sólo suya, y comencé a oírlos, no lo podía creer, efectivamente estaban todos ahí, jugando, sonriendo, nos miraban alegres, también comencé a reír, el único que faltaba era él, el único que hasta entonces no había estado era yo.
Tomó aquellas fotografías, alzó su mano enseñándome algunas, señaló mi cámara fotográfica y me dijo que le sacara una foto, ahí con ellos.

Ahora lo sé, quizás todos tengan razón y él sea un simple loco mientras yo tal vez esté cada día más perdido, pero ambos somos felices, y cuando oigo los estallidos los veo sonreír, jugar, siempre los veo. Ellos se quedaron ahí, de vez en cuando volvemos, los buscamos, los vemos nuevamente. Porque es así, están todos, están ahí, nos esperan, nos ven, sonríen y juegan. Y nosotros no faltamos. Ya no se están yendo, ya no se escapan, siempre los traemos.

Proyecto narrativo: Resumen de mi proceso de escritura



Luego de algunos inconvenientes tecnológicos y de torpezas tras torpezas comencé a recopilar mis ideas, no encontré otra alternativa.
Desde el primer momento me atrajo el territorio de la guerra, sabía que el proyecto debía basarlo en ese contenido, aunque no tenía muy en claro por qué. En cuanto al género estaba completamente “segura” de que no escribiría un texto ficcional, prefería escribir algo real.
La guerra me resultó impactante porque pensaba en las historias de quienes se han visto involucrados en ella.

Al leer el material sobre el territorio asocié los textos de Juan Goytisolo con hechos ocurridos en la última dictadura militar -un intento más de “memoricidio”- los libros incinerados, los exiliados, la censura, el saqueo moral, un contexto histórico y político en el que se aniquilan las ilusiones, los desaparecidos.
El personaje principal de “El sitio de los sitios” era un historiador que prácticamente vivía para realizar sus investigaciones en la biblioteca de Sarajevo. Durante la guerra el edificio fue incendiado destruyéndose así todos sus registros. El historiador perdió todo; años de trabajo, ilusiones y sueños. Más allá de las dificultades y los males que provocaba el conflicto bélico el daño más grande era aquella pérdida. “El objetivo de los sitiadores –barrer la sustancia histórica de esta tierra para montar sobre ella un templo de patrañas, leyendas y mitos- nos hirió en lo más vivo. Nuestro pasado y memoria, mi propia vida de asiduo de los archivos en donde me documentaba y enriquecía las fuentes de mi investigación, fueron reducidos a cenizas”.

Busqué vincular a este territorio con otras cuestiones y es increíble en todo lo que pensé, pero nada tenía sentido, nada me convenció y en definitiva no sabía qué contar.

Conseguí el cuadernillo de Misiones, en principio para leer el texto de Rodolfo Walsh y luego para ver si sería conveniente cambiar de territorio, pero no, regresé al de guerra. Tuve en cuenta la propuesta de partir de algunas consignas del cuadernillo “Viaje y Narración”, sabía que no iba a seguir ninguna al pie de la letra, pero entendí que podían ayudarme o inspirarme. Así, me decidí por otra opción, la guerra de Malvinas, y cambié mi elección de género (tal vez no estaba tan completamente segura) luego de preguntarme por qué me había negado a escribir ficción, si en realidad es un género que me atrae bastante. Además, nadie tendría que molestarse por lo que escribo.
Me interesó tener en cuenta las consignas de subversión duración y tiempo, y pensé en escribir un relato que comenzara con una anticipación. Así, desarrollé una idea que luego de varias idas y vueltas dejé inconclusa.

Investigué sobre esta guerra, busqué libros, además de otros materiales, en los que se contara cómo fue la vivencia de los conscriptos durante el conflicto armado y el después, el retorno a sus hogares.
Uno de los libros que conseguí fue “Los chicos de la guerra” de Daniel Kon, en él se encuentran las entrevistas que realizó el autor, a partir del 23 de junio de 1982, a ex combatientes conscriptos, quienes relataron lo sucedido en Malvinas, la vuelta al continente y el después, el regreso a sus vidas.
Algunos habían cumplido con el servicio militar obligatorio, pero igual recibieron la notificación para presentarse de inmediato en un regimiento.







El servicio militar obligatorio se instituyó en Argentina en el año 1904. Antes de su supresión era de 14 meses de duración y se lo conocía popularmente como "Colimba" (Correr, Limpiar y Barrer). Los varones al cumplir los 18 años, y en algunas épocas los 21, eran sorteados para realizar la conscripción en alguna de las tres fuerzas, sobre todo en el ejército.

En el año 1994, en un cuartel de la provincia de Neuquén, apareció el cadáver del soldado conscripto Omar Carrasco (de 18 años), fue asesinado por otros dos soldados instigados por un oficial. A causa del denominado caso Carrasco tomó estado público el maltrato a soldados. En ese mismo año, por un decreto presidencial, se derogó la ley del servicio militar obligatorio. Recordé haber oído tantos comentarios en esa época, todos disparates como el: “ahí se hacen hombres” y el “algo habrá estado haciendo” (pariente muy cercano del “algo habrán hecho”).


De repente, estos jóvenes, debían marcharse sin saber por cuanto tiempo, sin saber si regresarían. Muchos no pudieron avisarles a sus familias que iban a Malvinas. Recibían informaciones que indicaban cuando debían movilizarse hacia el sur pero oficialmente no les comunicaban hacia donde irían exactamente, o sea, se movilizaban sin saber hacia donde los llevaban.

No eran tratados como personas, eran números que se encontraban obligados a cumplir las órdenes de los "superiores", muchos con la sensación de que se dirigían hacia una aventura, sin ser concientes de que podían perder sus vidas o ver cómo las perdían sus compañeros.

Algo de lo que leí en este libro y pensé incorporar en mi narración fue lo que relató uno de ellos. Él y sus compañeros volvieron al continente en un vuelo de Austral, muy cómodos, pero a la ida, cuando volaban rumbo a Malvinas iban todos apretados, uno de sus compañeros hizo un chiste, les dijo que no se quejaran porque a la vuelta iban a regresar más cómodos, por qué le preguntó uno de ellos, porque vamos ser menos contestó y se hizo un silencio profundo. Quien relató esto luego explicó que fue cierto, regresaron más cómodos.

Los conscriptos aprendieron a convivir, no tenían otra opción, se acostumbraron a vivir como linyeras porque si durante la guerra se dedicaban a pensar sufrían y debían sobrevivir. Cuando comenzaron a faltar los alimentos aprendieron a robarlos ya que las provisiones que enviaban desde el continente no eran distribuidas.



Acerca del conflicto y sus causas:

La guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las Islas Malvinas -Georgias del Sur y Sándwich del Sur- tres archipiélagos situados en el Océano Atlántico, frente a las costas argentinas.
La misma se desplegó entre el 2 de abril, día de la invasión de las Islas por parte del Ejército argentino, y el 14 de junio de 1982, fecha de su rendición, lo que conllevó la reocupación de los tres archipiélagos por parte de Inglaterra.

Políticamente, en Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país y el retorno de la democracia en 1983, con el consiguiente juicio a las Juntas Militares por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno de facto; en el Reino Unido, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.

Las raíces del conflicto se vinculaban sobre todo con el colapso social, político y económico evidente (aumento de la desocupación, inflación, incremento de la deuda externa, luchas obreras, cierres de fábricas, represión brutal, y más.)
El jefe de la Junta Jorge Rafael Videla fue sustituido por el general Roberto Viola y, luego, éste por el general -embriagado de patriotismo- Leopoldo Fortunato Galtieri. La decisión de intentar recuperar las Malvinas fue tomada tanto por el efecto que podría conseguirse a la hora de desviar la atención social de los inconvenientes como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre determinados sectores sociales y así lograr perpetuarse en el poder… por los siglos de los siglos. De este modo, el gobierno de Galtieri procuró fortalecer su posición política apelando a la euforia nacionalista que la recuperación de las islas podría desplegar.

Por su parte, el gobierno británico de la primera ministra Margaret “Dama de Hierro” Thatcher se enfrentó a una grave crisis política que provocó la renuncia del Ministro de Asuntos Exteriores además de las dificultades en lo económico (incremento del desempleo, del IVA y recortes sociales por doquier). Fue así que Marge, para mejorar su imagen política y obtener mayor popularidad, decidió dar marcha a la liberación de las islas.



La primera ocupación de las islas fue por parte de los franceses en 1963, los conflictos por su dominación primero se iniciaron entre el Reino Unido Francia y España, luego entre el Reino Unido y la Argentina que ejerció soberanía efectiva en el territorio hasta 1833 cuando fueron ocupadas por Gran Bretaña que años más tarde la declaró colonia. Desde entonces las gestiones diplomáticas en diferentes ámbitos, para lograr la restitución de las mismas, resultaron ineficaces.

El 18 de marzo de 1982 con motivo del desembarco de operarios a cargo del empresario argentino Davinoff -contratados para el montaje de instalaciones en desuso en Puerto Leight- se izó una bandera argentina, esto provocó un “sorpresivo” incidente con el personal británico y una posterior protesta formal de Gran Bretaña que impuso un plazo terminante para su desalojo. Argentina se propuso evitar que los expulsaran y se enviaron distintas embarcaciones a Leight.
Luego se llevó a cabo la Operación Rosario –integrada por las tres Fuerzas Armadas- que dio lugar a la toma del archipiélago de las islas Malvinas y su capital Puerto Argentino (Stanley para los ingleses). Gran Bretaña respondió con el envío de tropas y una dinámica decisión política y militar de recuperar Malvinas.
El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. El régimen de Pinochet, en Chile, adoptó una posición contraria.

El 2 de mayo, el submarino británico Conqueror torpedeó y hundió al crucero General Belgrano allí murieron 323 de sus tripulantes. Días después, aviones argentinos lanzaron dos Exocet AM-39 (misiles franceses arrojados por aviones Super Etendard) uno de ellos hundió al crucero Sheffield. El ataque dejó un saldo aproximado de 20 muertos y más de 26 heridos.


Crucero Sheffield







Crucero General Belgrano





Los ingleses desplazaron sus barcos al Estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de Isla Soledad. La ciudad capital de las Islas nuevamente fue tomada por las fuerzas británicas quienes avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo. Murieron 55 argentinos. Entre el 10 y el 14 de junio, se ocasionaron feroces combates en muchos de los cerros que rodean Puerto Argentino: Monte Longdon, Monte Two Sisters, Wireless Ridge, Monte Tumbledown. Fueron breves, pero duros enfrentamientos en pésimas condiciones climáticas, en general por la noche y luego de demoledores bombardeos desde tierra, mar y aire.



Algunas de las ideas más fuertes de mi nueva narración surgieron luego de saber de la existencia de un libro titulado “Cruces: idas y vueltas de Malvinas” de María Laura Guembe y Federico Guillermo Lorenz. En el mismo se recopilan imágenes del antes y el después de la guerra, la vivencia de los conscriptos (la experiencia humana en relación con la guerra).








Medios de comunicación, poder y opinión pública


"Conocer el presente, para construir el futuro" expresaba un gran cartel ubicado en la sala parlante de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) el pasado jueves. El tema de la charla-debate se centró en los medios de comunicación y su relación con el poder político.
Faltando pocos minutos para las 21 hs. comenzó a ingresar la gente, se ubicaron en las sillas colocadas prolijamente frente a una mesa cubierta con un paño azul, sobre ella cuatro botellas de agua mineral y cuatro vasos junto a cada una esperaban a los panelistas y al representante de La Vallase (grupo organizador) para dar inicio al cuarto encuentro del ciclo de debate y análisis de la realidad nacional, regional y mundial.
A las 21:14 hs. la mayoría de los asientos fueron ocupados, los panelistas acababan de llegar, conversaban con algunos jóvenes y se saludaban entre ellos. Un chico se preparaba en la entrada para tomar fotografías. En la fila de atrás en la que me ubiqué una joven le preguntaba a otra, sentada a mi izquierda, si deseaba colocarse cerca de ella debido a que una incontrolable gotera empapaba ese pequeño sector de la sala ,es “extraño” que suceda esto en un edificio público. Luego de mirar de reojo las gotas que caían cerca de suyo, y meditar si se reubicaba o no, decidió cambiar de lugar.
Se oían gritos y aplausos provenientes de un aula del segundo piso, donde una asamblea se llevaba a cabo. La sala se había colmado y por momentos la lluvia reavivaba la gotera de la sala ampliando el charco de agua.
Luego de un breve lapso de tiempo se dio inicio al debate. Los panelistas fueron presentados, Silvia Mercado (Periodista, Consultora en Comunicación, docente Universidad Nacional de Lomas de Zamora) Eduardo Nájera (Coordinador General de la FM Bajo Flores) y Claudio Morgado (Diputado Nacional, Vocal de la Comisión Nacional de Comunicación y Cultura).
Silvia Mercado comenzó a hablar, dijo que el Estado debe garantizar un respaldo para que exista justicia distributiva de la pauta publicitaria, ya que dicha garantía se la brinda mayoritariamente a los medios privados y no a los públicos ni a las organizaciones, siendo que son escasos.
Además, expresó que los medios de comunicación se deben a su público. Algo que resulta difícil de aceptar, sobre todo para quienes pertenecen al poder político. Por esta razón es habitual que entre el periodismo y el poder político exista tensión, ya que el periodismo debe ser crítico. Los medios hacen posible el vínculo social en la edad post moderna y ellos están para comunicar. Los medios se manejan en el corto plazo mientras que la política lo hace en el largo plazo, por lo tanto la lógica del periodismo no corresponde con la lógica de la política. Los cambios que se generan en el periodismo deben esperarse en el largo plazo, paulatinamente, ya que si se esperan grandes modificaciones de un día para el otro lo más probable es que no se logre ver ningún resultado positivo.
Luego fue Eduardo Nájera quien tuvo la palabra, sostuvo que el marco concreto de discusión debe centrarse en el poder, y son los grandes grupos económicos los que conforman el verdadero sector del poder. Es necesario ver a que intereses responden los medios grandes y masivos de nuestro país, es la oligarquía la que forma parte de dichos medios.
Asimismo, Nájera dijo no estar de acuerdo con que existen pocos medios de comunicación públicos y consideró que los medios comunitarios públicos son primordiales e imprescindibles para aportar democracia. “En otros países, fueron dichos medios los que frenaron al Estado”.
Luego habló Claudio Morgado, resaltó que la situación de legitimidad que se adquiere desde un medio de comunicación se encuentra enmarcada en una situación sociológica. La idea de que si alguien no está en los medios no existe, parte de la situación social.
Por otro lado sostuvo que lo ideal sería que todos los medios de comunicación tengan una proporción similar, así se tendrían diferentes puntos de vista, y la sociedad podría construir sus opiniones de una forma más crítica; con proporciones equilibradas. Según él, en todas las radios que se sintonizan miran TN (Todo Noticias). Inmediatamente Nájera aclaró que en la radio del Bajo Flores no ven TN, las risas espontáneas fueron inevitables e invadieron la sala.
Mercado agregó que el camino a seguir es el de mayor diversidad, mayor política activa y reiteró que debe ser a largo plazo pero persistente.
También afirmó que Clarín es una empresa excelente, entre otras cosas, siempre tuvieron gran capacidad para adjuntar el sentimiento social de cada época. Mientras Nájera paseaba su vista por toda la sala y Claudio Morgado procuraba disimular sus bostezos Mercado agregó: “El poder político posee una enorme incapacidad de conocer de qué se trata la opinión pública”.
Luego de varias idas y vueltas entre los panelistas, se formularon preguntas, poder, medios de comunicación, Estado, opinión pública, fueron palabras que giraron frecuentemente. Mientras pensaba en lo difícil que resulta comunicar cuando se contraponen diversos intereses, distintos sectores. Muchas veces la democracia no parece ser apreciada y tal vez algunos medios perdieron el verdadero sentido de comunicar: generar opinión pública.



Notas sobre Piglia: Lo visible y lo oculto del cuento




Ricardo Piglia en “Tesis sobre el cuento” expone dos tesis partiendo de una anécdota registrada por Chejov en sus cuadernos de notas: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a su casa, se suicida”. El jugador obtiene una numerosa suma de dinero, sin embargo sucede un hecho imprevisible, cuáles son las causas que conciernen a cada una de las historias, cómo se enlazan.
Piglia analiza como sería relatada esta anécdota (ambas historias) por distintos autores.
Primera tesis: un cuento siempre cuenta dos historias, una visible y otra secreta, esta última es narrada de forma enigmática. A cada una de las historias le corresponde un sistema de causalidad (diferente). Los elementos esenciales de un cuento intervienen en ambas historias y son utilizados de distinta manera en cada una.
La forma clásica del cuento produce el efecto sorpresa cuando se revela el final de la historia secreta. Pienso que este desenlace invita a una nueva lectura, focalizada en la observación de la segunda historia, la que en todo momento estuvo ahí, implícita.
Segunda tesis: la historia secreta es la clave de la forma del cuento y sus variantes.
El autor explica que la versión moderna del cuento abandona el final sorpresivo, relata dos historias como si fueran una y trabaja la tensión en ambas sin resolverlas nunca. En cuanto a esto, considero que las múltiples posibilidades de un final son las encargadas de darle sentido a esta forma narrativa, más allá del desenlace elegido por el escritor (aunque no sea enunciado creo que existe) lo interesante es que el lector debe involucrarse para resolver la historia.
En el cuento de Borges, “La forma de la espada”, el narrador del relato visible oye un testimonio del protagonista de la historia secreta. En el desenlace emerge lo oculto (la historia secreta) de este modo se narra una historia para dar lugar a la otra. A diferencia del cuento de Chejov, “En el mar. Cuento de marineros”, en el que las dos historias parecerían ser una, esa fue mi sensación, la primera brinda indicios del desarrollo de la segunda; al estilo Hemingway: “Siempre hay una red de asociaciones e inferencias, una razón sumergida más allá de los detalles que se revelan o se omiten”. Algo similar sucede en “¿Por qué no bailan?” de Carver, ya que mediante señales se le permite al lector sacar sus propias conjeturas, dejando que imagine las causas que se esconden por ejemplo, cuál es la razón que lleva al dueño de la casa a acomodar los muebles en el patio, exactamente cómo si se encontraran en el interior de su hogar. Es una intención que perdura durante todo el relato, parece algo construido, exclusivamente, para lograr que el lector infiera lo recóndito del cuento y reflexione. Posiblemente aquellas frases que aparentan estar desligadas, las que a simple vista no encajan, en definitiva, son de gran importancia porque se vinculan con lo que se omite; como menciona Piglia en relación con la teoría del iceberg “lo más importante nunca se cuenta”