Sol y Luna:
En estos momentos regreso a Buenos Aires, el vuelo se ha retrasado algunas horas. Llevo conmigo lo que buscaba, y algo más...
Al apartarme de mis afectos, al haber conocido de cerca un ámbito ajeno y al haber palpado otras realidades he reflexionado respecto a mi historia, acerca de lo que hasta ahora he vivido, sobre ustedes.
A ti que me has dado la vida y al igual que la luna ocultas tus caras necesito decirte que al elegir marcharte me has hecho sentir el más profundo e intenso de los rechazos: sensación angustiante, que en más de una oportunidad me ha enceguecido, impidiéndome apreciar lo bueno que he tenido. Han sido demasiadas las noches interminables, transformadas en abismos, desbordadas de preguntas sin respuestas y de razones sin explicación. En las que primero he tratado de justificarte y no lo he logrado, luego he intentado comprenderte pero tampoco he podido hacerlo. Quizás por eso me es posible decirte que al escribir la nota que dejaste en mi valija has elegido una palabra desacertada, ya que no se trata de comprender, la cuestión es aceptar y ahora puedo decirte que lo acepto.
No regresaré a ese sitio, aquello que me hacía falta saber ya lo he conocido. A partir de ahora puedo dejar de cargar con situaciones que han pasado y rescatar lo que he aprendido de ellas.
Y a ti que has elegido protegerme, y al igual que el sol radiante me has iluminado y brindado calor, deseo agradecerte. No te negaré que tu vehemente obstinación por mantener oculto aquello que siempre debí saber ha causado en ocasiones que mi alma se haya sentido frágil, vulnerable y acabada. Sin embargo, sé que tu intención no ha sido herirme, quizás alguna singular identificación te ha hecho caer en ese error.
Ésa es la similitud que he encontrado en ustedes, cada una a su modo ha pretendido que deseche u olvide mi pasado siendo que precisamente el haber tenido un pasado incierto ha sido lo que me ha causado daño, al haber traído a mí desasosiego e incertidumbre. Les aseguro que el desconocer no remedia y lo realmente triste es vivir bajo un engaño.
Si bien durante este viaje he logrado comprender que mi vida no se reduce a un fragmento, continúo sosteniendo que ambas son y han sido importantes porque forman parte de mi identidad.
Los días en Rey del Carmen los he dedicado a observar aquello que me ha rodeado, algo nunca había hecho con detenimiento. Así me he dado cuenta que no todo es lo que parece ser, y al mirar a tanta gente pasar junto a mi lado, tantas vidas, tantas historias distintas y únicas he comprendido que he permanecido demasiado tiempo encerrado en la mía.
Este viaje que pronto culmina me ha ayudado a cerrar, comprender y aceptar lo pasado, ahora puedo vivir el presente y continuar.
Mario
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