Memoria de lector: Aquello que Ana me dejó



Recuerdo, alrededor de los doce años de edad, haber oído nombrar a Ana Frank, una niña que junto a su familia se vio obligada a vivir en clandestinidad para proteger su vida.
En la época en la cual vivió, los nazis persiguieron, entre tantos otros a los judíos. Capturándolos como si fueran presa para llevarlos a distintos campos de concentración y exterminio. Aquello que oí sin demasiados detalles despertó gran interés en mí. Me llevó a averiguar sobre esa joven y así encontrar "El diario de Ana Frank", escrito por ella durante su cautiverio.
Con libro en manos e inmensas ganas y ansiedad me dispuse a leer. Mi habitación me resultó el rincón de la casa más tranquilo y por lo tanta el más apropiado. Allí ubiqué almohadones sobre la cama, cerré la puerta y también la ventana, ya que estaba anocheciendo y comenzaba a sentir la brisa fresca. Al ver, por fin, todo en orden me ubiqué y comencé a leer.
Entre otras cosas, Ana, comentaba como se componía su familia, también describía la relación con cada uno de los integrantes, los conflictos que surgían y los sentimientos que los mismos le generaban. En este sentido no pude evitar sentirme identificada, ya que al igual que ella yo ingresaba en la etapa adolescente, en la cual considero, que la ambivalencia hacia algunos miembros de la familia, a veces, es algo común.
Por otra parte, en su diario mencionaba algunas de las medidas anti judías decretadas por Hitler, todas prohibiciones absurdas, como la de impedirles utilizar el transporté público, limitarles los horarios para salir a la calle y estar en los patios de sus casas. Esto me llevó a pensar en el odio que hubiese acumulado si hubiese padecido los tratos humillantes que soportaron esas personas.
Allí, en mi cuarto, fui descubriendo la visión que tuvo sobre su realidad. Conociendo, en algunas horas, aquellos años de su vida y observando qué distinta era mi realidad, bueno, hasta cierto punto.
Ana, vivió escondida junto a su familia y otras cuatro personas un par de años, invadidos
por el miedo a ser descubiertos y por la incertidumbre al no saber qué podría sucederles.
Finalmente esa posibilidad de ser encontrados se hizo real, al saber esto no pude evitar la tristeza. Fueron detenidos y enviados a distintos campos de concentración, sobrevivió sólo su padre.
De esta manera, leyendo el diario de Ana Frank comprendí lo afortunada que era al disfrutar de mi libertad, y como la intolerancia y la discriminación, pueden causar tantas calamidades.



1 comentario:

Delfi dijo...

Angeles, antes que nada me alegra que hayas podido hacer el blog!
Al leer tu perfil como lectora, recordé con mucho agrado una etapa del secundario, en la que leí ese libro con mucha cautela.
Recuerdo haber disfrutado mucho de esa lectura, más que nada por el hecho de acercarme al relato de una niña de otra época, lo cual me parece más que fascinante. Pero lo más importante para mí fue el contexto en el que se desarrolló ese relato, y al que vos hacés referencia por cierto. La verdad me gustó muchísimo que trates este libro.
Saludos!